- El impulso al hidrógeno verde en Andalucía choca con obstáculos técnicos, económicos y normativos.
- Las empresas del sector ven con optimismo el futuro, pero piden mejoras urgentes para consolidar sus proyectos.
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La carrera por liderar el hidrógeno renovable en el sur de Europa tropieza con retos reales: falta de infraestructuras, financiación escasa y barreras administrativas. Y es que el futuro sostenible tiene nombre propio en Andalucía, pero el camino para que ese nombre sea el del hidrógeno verde aún está por pavimentar. Aunque la comunidad autónoma acumula un notable número de proyectos en desarrollo, el avance real está lejos de ser tan rápido como cabría esperar.
Las compañías implicadas en esta nueva economía energética reconocen que el terreno está sembrado, pero cuesta cosechar. Entre papeleo, falta de conexiones eléctricas adecuadas y dificultades financieras, el sector reclama acciones concretas que conviertan el potencial en realidad.
Andalucía se mueve, pero no despega
Andalucía lleva tiempo posicionándose como un actor esencial en la transición energética, sobre todo en lo que respecta al hidrógeno verde. No en vano, es la segunda comunidad autónoma con más iniciativas en marcha a nivel nacional. Sin embargo, ese volumen de proyectos no se traduce necesariamente en ejecuciones exitosas.
Los datos del Clúster Andaluz del Hidrógeno reflejan que un buen número de empresas, casi una de cada cuatro, encuentra serios problemas para completar los proyectos iniciados. A ello se suma el hecho de que un 19% de los miembros del sector asegura que incorporar nuevos proyectos se está volviendo una tarea compleja, sobre todo para las firmas de menor tamaño.
La raíz del problema parece clara: el sector aún no ha consolidado una base estable que garantice el crecimiento. Se habla de un mercado incipiente que, si bien genera entusiasmo, todavía tiene importantes limitaciones estructurales.
Infraestructuras en Andalucía: el gran cuello de botella
Una de las quejas más comunes entre las empresas es la carencia de infraestructuras adecuadas, especialmente en lo que respecta al acceso y la capacidad de la red eléctrica. Para que la producción de hidrógeno renovable funcione a gran escala, es imprescindible contar con una red de suministro enérgica y bien conectada. Pero en este punto, muchas compañías se topan con obstáculos que ralentizan sus operaciones.
Las interconexiones eléctricas necesarias para alimentar los electrolizadores, la tecnología clave para producir hidrógeno verde, no siempre están disponibles o tienen costes muy elevados. Eso convierte a este componente en un auténtico embudo que impide avanzar a los proyectos.
Además, las empresas también señalan que la tramitación administrativa es un laberinto que pocos saben recorrer sin tropiezos. Las exigencias ambientales, sumadas a la escasa claridad de algunos procesos regulatorios, generan demoras que afectan la viabilidad económica de los proyectos.
Dinero, talento y una visión a largo plazo
Junto a los problemas de infraestructura, la falta de acceso a financiación aparece como otro de los grandes escollos en Andalucía. En un momento en el que la transición energética necesita inversión sostenida, muchas firmas andaluzas tienen complicado encontrar respaldo económico suficiente. Esto frena tanto el inicio como la finalización de sus planes industriales.
La búsqueda de perfiles especializados también representa un reto. Aunque el hidrógeno verde es una industria en expansión, el personal cualificado no abunda, lo que obliga a muchas empresas a formar a sus propios equipos desde cero. Esa inversión adicional es una carga más para negocios que ya operan con márgenes muy ajustados.
Aun así, hay confianza en el medio plazo. La mayoría de las compañías asociadas al Clúster Andaluz del Hidrógeno mantienen una visión optimista de su situación futura. Eso sí, también reconocen que las expectativas sobre el desarrollo del hidrógeno en Andalucía han bajado ligeramente respecto a ejercicios anteriores.
Por lo tanto, Andalucía tiene los ingredientes para convertirse en todo un referente del hidrógeno verde en Europa: sol, viento y una posición geoestratégica privilegiada. Pero sin una red eléctrica adecuada, sin mecanismos de financiación eficaces y sin una regulación clara, el potencial puede quedarse en nada más que promesas. Por eso las empresas piden menos discursos y más acción para pasar del papel al kilovatio.
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