Un informe de DNV, el experto independiente en gestión de riesgos y seguros del sector energético, deja clara la importancia del hidrógeno verde. Su papel será fundamental para la descarbonización del sistema energético mundial. Sin embargo, añaden, su adopción será demasiado lenta si se quiere descarbonizar la industria pesada.


El escenario de DNV en Hydrogen Forecast to 2050 predice que la cantidad de hidrógeno en la combinación energética sólo será del 0,5% en 2030; del 5% en 2050.

Sin embargo, para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, el uso del hidrógeno tendría que triplicarse. Tendría que satisfacer el 15% de la demanda energética para 2050. Así lo explica Remi Eriksen, presidente del grupo y director general de DNV:

«El hidrógeno es esencial para descarbonizar sectores que no pueden ser electrificados directamente, como la aviación, el transporte marítimo y la fabricación a alta temperatura. Por ello, debe darse prioridad a estos sectores.

En general, las políticas actuales no están a la altura de la importancia del hidrógeno para estas industrias. También tendrán que apoyar el aumento de la producción de energía renovable y la captura y el almacenamiento de carbono. Son cruciales para la producción de hidrógeno bajo en carbono».

El hidrógeno dominante según DNV

Según el informe, el hidrógeno verde producido por electrólisis será la forma dominante. Representará el 72% de la producción a mediados de siglo.

Para ello, se necesitará un excedente de energía renovable que alimente 3.100 gigavatios de capacidad de electrolizadores. Es decir, más del doble de la capacidad total de generación solar y eólica instalada hoy.

El hidrógeno azul, producido a partir de las emisiones de gas natural capturadas, tiene un papel más importante a corto plazo: alrededor del 30% de la producción total en 2030. Sin embargo, su competitividad disminuirá a medida que aumente la capacidad de las energías renovables y bajen los precios.

Demanda global en 2050. Gráfico DNV.

Gráfico DNV.

El coste

DNV prevé que el gasto mundial en la producción de hidrógeno con fines energéticos para 2050 ascenderá a 6.800 millones de dólares. Y, además, 180.000 millones de dólares en tuberías de hidrógeno y 530.000 millones de dólares en la construcción y explotación de infraestructuras de amoníaco.

Así, por cuestiones de coste, explica DNV, más del 50% de los gasoductos de hidrógeno del mundo serán instalaciones de gas readaptadas. Asimismo, esperan que los costes de conversión no superen el 10-35% de los de una nueva construcción.

El hidrógeno se transportará por tuberías en distancias medias dentro de los países y entre ellos, pero no significativamente entre continentes.

Además, el comercio mundial de hidrógeno también se verá limitado por: el elevado coste de la licuefacción para su transporte y la baja densidad energética del hidrógeno. Al respecto indican que un derivado del hidrógeno, el amoníaco, más estable y fácil de transportar por barco, se comercializará a nivel mundial.

Usuarios del hidrógeno

Los principales usuarios del hidrógeno serán las industrias con procesos de fabricación a alta temperatura difíciles de eliminar. Especialmente, la metalurgia, principalmente la producción de hierro y acero, que actualmente utilizan carbón y gas natural.

Los derivados del hidrógeno, como el amoníaco y el metanol, también serán esenciales para descarbonizar el transporte pesado (transporte marítimo y aéreo). Sin embargo, estos combustibles no se utilizarán a gran escala hasta la década de 2030.

DNV opina que no se utilizará el hidrógeno en vehículos de pasajeros y que su uso en generación de electricidad será limitado. Tampoco se empleará en la calefacción de espacios en todo el mundo, sólo en lugares donde ya haya amplias infraestructuras de gas.

Según Eriksen:

«La ampliación de las cadenas de valor del hidrógeno requerirá la gestión de los riesgos de seguridad y la aceptación pública. Asimismo, la aplicación de políticas que hagan competitivos los proyectos de hidrógeno.

Tenemos que adoptar una visión más holística y un enfoque sistémico para que los operadores puedan aprovechar realmente las urgentes oportunidades de descarbonización que ofrece el hidrógeno».

El informe de DNV y la distribución geográfica

La adopción del hidrógeno variará considerablemente de una región a otra, en función de los incentivos que se ofrezcan. Las cuatro regiones siguientes, según DNV, consumirán conjuntamente dos tercios de la demanda mundial de hidrógeno para fines energéticos en 2050:

  • Europa, la pionera, donde se espera que el hidrógeno represente el 11% de la combinación energética en 2050. Será consecuencia directa de las políticas favorables que estimularán tanto la producción como la demanda de hidrógeno.
  • En los países de la OCDE-Pacífico (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda) el hidrógeno representará el 8% de la combinación energética en 2050.
  • Los países de América del Norte (7%) también tienen estrategias, objetivos y financiación para la oferta. Sin embargo, sus precios del carbono son más bajos y sus objetivos menos concretos.
  • La gran China (6%) sigue el ejemplo, aportando recientemente más claridad sobre: la financiación del hidrógeno, las perspectivas hasta 2035, así como un régimen nacional de comercio de emisiones en expansión.