Durante años, el coche eléctrico se ha posicionado como una solución eficiente y limpia para reducir la contaminación en el transporte. Sin embargo, conforme avanza la innovación tecnológica, surgen alternativas que buscan competir en el terreno de la sostenibilidad. El hidrógeno, una opción prometedora desde sus inicios, recibió un respaldo significativo por parte de la Comisión Europea. No obstante, las dificultades técnicas y económicas de esta tecnología han puesto en evidencia algunas de sus limitaciones, incluso con la llegada de las modernas pilas de combustible.

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A pesar de los esfuerzos iniciales, el coche eléctrico ha logrado consolidarse como líder en movilidad sostenible, desplazando al hidrógeno en muchos mercados. Países como Alemania, que invirtieron considerablemente en el desarrollo del hidrógeno, descubren ahora que no avanza al ritmo esperado. Problemas como la falta de infraestructura y una escasa aceptación masiva reflejan los obstáculos que persisten en el camino hacia su adopción generalizada.

Alemania y el almacenamiento de hidrógeno

El panorama para el hidrógeno en Alemania no es alentador. Según la Asociación Alemana de Energía y Agua, los planes de almacenamiento están muy por detrás de lo necesario para cubrir la demanda proyectada. Este retraso afecta al transporte y a los objetivos nacionales de transición hacia energías renovables, evidenciando una brecha importante en la infraestructura esencial para esta tecnología.

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Además, las dificultades relacionadas con el almacenamiento son sólo una parte del problema. La construcción de instalaciones y redes logísticas adecuadas es fundamental para que el hidrógeno pueda integrarse en el sistema energético de manera eficaz. La falta de avances en este aspecto compromete tanto la viabilidad económica de los vehículos de hidrógeno como su competitividad frente a otras opciones de movilidad.

Recientemente, un incendio en un centro de llenado en Leuna provocó interrupciones en el suministro de hidrógeno, dejando inoperativas varias estaciones en importantes zonas de Alemania. Este incidente expuso las vulnerabilidades en la cadena de distribución, como fugas y riesgos asociados al transporte del combustible, lo que complica aún más su despliegue.

El enfoque hacia los vehículos pesados

En H2 Mobility, principal operador de estaciones de repostaje en el país germano, se han enfrentado a estas dificultades reduciendo su red. A pesar de los intentos por modernizar las estaciones existentes, muchas no están diseñadas para satisfacer la demanda futura, especialmente para vehículos de gran tamaño como autobuses y camiones, lo que ha llevado a su cierre o reconversión.

En respuesta a estos desafíos, H2 Mobility ha decidido priorizar estaciones de repostaje diseñadas específicamente para camiones de largo recorrido, un sector donde el hidrógeno tiene mayor viabilidad frente al coche eléctrico. Sin embargo, esta reorientación refleja un ajuste necesario ante la lenta adopción masiva de vehículos de hidrógeno. A pesar de las esperanzas iniciales, la tecnología no ha logrado cumplir con las expectativas en mercados como el alemán.

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Aunque los retos para el hidrógeno son numerosos, algunos fabricantes como BMW, Hyundai y Renault siguen apostando por esta tecnología. La diversificación de opciones de propulsión puede ser decisiva en el futuro del transporte, especialmente en áreas donde el coche eléctrico presenta limitaciones, como el transporte pesado o de larga distancia.

 

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