Todos los años, Uruguay genera una enorme cantidad de residuos provenientes de la actividad forestal y del procesamiento de arroz. La cantidad alcanzada es aproximadamente de dos millones de metros cúbicos de desechos forestales y 200 mil toneladas de cáscara de arroz. Gran parte de estos materiales se utilizan como combustible en procesos de combustión, lo que plantea serias preocupaciones ambientales.
Y es que, según informes de la Comisión para la Cooperación Ambiental, la quema de residuos agrícolas contribuye significativamente al cambio climático. También libera gases de efecto invernadero y contaminantes como el carbono negro, que tienen un impacto negativo en la calidad del aire y el equilibrio climático.
Sin embargo, existen nuevas propuestas que podrían transformar estos desechos en una fuente de energía sostenible. Un estudio reciente, liderado por el Grupo Descarbonización de Futuros Líderes Energéticos Uruguay (FEL-UY), plantea que una porción de estos residuos podría utilizarse para producir bio-hidrógeno, una alternativa energética limpia con un alto potencial de desarrollo en el país.
Uruguay aprovecha los residuos para generar energía limpia
La investigación de FEL-UY demuestra que con sólo el 30% de los desechos forestales y de arroz disponibles, Uruguay podría generar alrededor de 11 kilotoneladas de bio-hidrógeno al año. Este combustible es conocido por su capacidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a mitigar el cambio climático y a gestionar de manera más sostenible los desechos orgánicos del país.
El proceso sugerido es el térmico-químico, que convierte los residuos en un gas conocido como “gas de síntesis”. Este, a su vez, se transforma mediante varias etapas hasta obtener hidrógeno puro y dióxido de carbono biogénico, el cual también podría ser reutilizado en la producción de derivados como el metanol. Esta tecnología, aunque prometedora, sigue siendo emergente y presenta retos en su estandarización a nivel global.
La colaboración con el Real Instituto de Tecnología (KTH) de Suecia permitió identificar este método como el más eficiente para las condiciones uruguayas. Además, la inversión inicial, estimada en 150 millones de dólares, podría traer importantes beneficios económicos y ambientales a largo plazo, según los responsables del proyecto.
Retos y oportunidades del bio-hidrógeno
El desarrollo de una industria de bio-hidrógeno en Uruguay no está exento de problemas. Uno de los principales puntos es la necesidad de establecer políticas claras que fomenten este tipo de proyectos, así como la valoración y logística de los residuos orgánicos, que son propiedad de los productores.
Uruguay estrenará su primera planta de producción de hidrógeno en 2026
De acuerdo con la economista Noelia Medina, experta en transición energética, alcanzar un coste competitivo de producción es posible. Se estima que en un horizonte de 30 años, el precio podría situarse en tres dólares por kilogramo de hidrógeno. Esta cifra sería competitiva en comparación con otros mercados internacionales, donde los precios actuales rondan los cinco dólares por kilogramo.
El informe también subraya que la Hoja de Ruta del Hidrogeno Verde del Ministerio de Industria, Energía y Minería prevé que para 2030 los costes podrían reducirse hasta 1,5 dólares por kilogramo, posicionando a Uruguay como un jugador destacado en la transición hacia energías limpias.
El futuro del hidrógeno en Uruguay
El proyecto de FEL-UY ha despertado un creciente interés tanto a nivel nacional como internacional. Durante su presentación en el Congreso LATAM Renovables 2024, representantes gubernamentales y empresariales mostraron su entusiasmo por explorar colaboraciones y posibles inversiones.
A pesar del potencial, el proyecto debe afrontar importantes barreras. FEL-UY opera como un grupo honorario sin financiamiento, lo que limita su capacidad para avanzar hacia la implementación. La ingeniera Lucía Garín, integrante del equipo, destacó que es esencial atraer recursos y establecer alianzas que permitan poner en marcha esta iniciativa.
Por ahora, el camino hacia una economía basada en el bio-hidrógeno en Uruguay requiere innovación tecnológica, pero también un compromiso decidido de todos los sectores involucrados. Si estas condiciones se cumplen, el país podría liderar la transición energética en América Latina, aprovechando al máximo sus recursos disponibles y contribuyendo al combate contra el cambio climático.