Alemania ya ha anunciado sus intenciones de evitar por completo los combustibles fósiles para 2035. Un esfuerzo en el que el hidrógeno verde va a jugar un papel clave. De hecho, el país no sólo va a aprovechar la infraestructura de GNL, sino que está construyendo más redes, ya preparadas para transportar hidrógeno.
Es obvio que Europa, y Alemania claramente, necesitan dejar atrás el gas ruso en las circunstancias actuales. Sin embargo, lleva a cabo la construcción de una infraestructura que podría albergar más gas, importado con barcos, pero igualmente hidrógeno. Además, y expresamente, hidrógeno verde, a medida que esté disponible.
El plan alemán de conseguir cero emisiones en 2035 pasa por evitar la dependencia de Rusia, de cuyo gas es el mayor comprador. Eventualmente, las infraestructuras que construye se destinarán a llevar gas desde países como Australia y Emiratos Árabes. Sin embargo, el país aborda la crisis energética mirando a un futuro libre de emisiones.
Las empresas alemanas podrán importar GNL durante unos años para compensar la pérdida de gas ruso. Pero la infraestructura deberá estar preparada para transportar y almacenar combustibles ecológicos. La pregunta es, realmente, si eso será tan fácil, aunque en teoría sí puede serlo.
Según Han Fennema, director ejecutivo del operador de red de gas estatal holandés NV Nederlandse Gasunie, inversor de una de las nuevas terminales alemanas:
“La acción a muy corto plazo es reducir la dependencia del gas ruso.
Creo que la segunda fase irá más rápido de lo esperado con hidrógeno verde”.
Conversión de la infraestructura de Alemania
Las nuevas terminales alemanas se construirán para recibir GNL, gas que se ha enfriado a -160 grados Celsius (-260 Fahrenheit) para que se vuelva líquido. Cuando los barcos llegan al embarcadero, el fluido se extrae mediante tuberías diseñadas para manejar esas temperaturas y se envía a tanques de almacenamiento especiales. Antes de proceder al envío, el líquido se calienta para que se convierta nuevamente en gas.
Los desafíos para Alemania con el fin de adecuar las infraestructuras son importantes. El hidrógeno es más difícil de almacenar y transportar. Sus moléculas son mucho más pequeñas que el metano, que constituye una gran parte del gas natural.
El hidrógeno también se puede mover como líquido en los barcos, pero el gas debe enfriarse a una temperatura aún más baja de -250 °C. Eso requiere diferentes recipientes. Los tanques de almacenamiento, el componente más costoso de cualquier terminal de GNL, no sirven para contener pequeñas moléculas de hidrógeno. Además, no todas las tuberías pueden manejar hidrógeno puro; puede debilitar las estructuras metálicas y provocar fugas.
Según Arno Buex, director comercial de Flyxus, que opera una terminal de GNL en Bélgica:
“La conversión de una terminal de GNL a hidrógeno líquido es un desafío técnico.
Un modelo de negocio económicamente viable… está lejos de ser inminente”.
Alternativa
Una forma más fácil de mover el hidrógeno es convertirlo en amoníaco, que se licua fácilmente a -33 °C. El compuesto, formado por nitrógeno e hidrógeno, actúa como portador de este último. El amoníaco se puede quemar para generar energía o se puede usar para hacer fertilizantes; incluso, se puede volver a convertir en combustible de hidrógeno.
Los mismos tanques y tuberías utilizados para manejar GNL pueden funcionar con amoníaco. Además, los costes de ajustar una terminal existente serían solo el 15% de lo que se necesita para construir una instalación completamente nueva, según Buex.
Pero nada es tan sencillo. El amoníaco necesitaría otro tipo de bombas criogénicas para su manejo. Además, la conversión entre los dos compuestos requiere mucha energía.
La tercera opción posible de Alemania
Existe una tercera opción que están proponiendo para las infraestructuras planificadas en Alemania: importar un combustible conocido como GNL sintético. Para hacerlo, el hidrógeno se combina con dióxido de carbono, ya sea capturado de las chimeneas de las fábricas o creado a medida que se descomponen los desechos biológicos, para formar metano. Su composición química es idéntica a la del gas natural.
El metano creado por el hombre se puede transportar fácilmente y utilizar en las redes existentes; o volver a convertirse en hidrógeno verde y utilizarse para descarbonizar sectores como la producción y el transporte de acero.
Ese proceso producirá CO₂, que se puede capturar y enviar de regreso para fusionarlo nuevamente con hidrógeno y producir más GNL sintético. Eso crearía un circuito cerrado que no libera carbono al aire.
La compañía TES está desarrollando un centro de energía limpia de 2.500 millones de euros (2.600 millones de dólares). Concretamente, en la ciudad de Wilhelmshaven y a lo largo de la costa del Mar del Norte de Alemania. Explican que la terminal comenzará a recibir envíos de GNL convencional a partir de fines de 2025. Sin embargo, añaden, puede, sin coste adicional, procesar metano sintético cero emisiones a partir de 2027.
Para 2045, la compañía planea importar suficiente gas verde para producir más de 5 millones de toneladas de hidrógeno. Es decir, el equivalente a aproximadamente el 10% de la demanda total anual de energía primaria de Alemania.
FUENTE: BloombergNEF.