- Aragón apuesta por las plantas de hidrógeno verde pese a las críticas por consumo de agua y electricidad. La inversión pública supera los 3.000 millones y proyectan miles de empleos.
- La comunidad autonómica aragonesa quiere liderar la producción de hidrógeno verde mediante proyectos que combinan energía renovable y producción industrial.
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Aragón se ha situado en el mapa nacional de las energías limpias gracias a una ofensiva de hidrógeno verde que atrae millones de euros en subvenciones y alianzas industriales. El plan incluye grandes instalaciones capaces de producir cientos de miles de toneladas de hidrógeno al año, con fuerte respaldo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) mediante la iniciativa H2 Valles.
Dos proyectos estratégicos han recibido recientemente 322 millones de euros: uno compartido con Cataluña y otro situado en Andorra (Teruel), un municipio que forma parte de la estrategia de reto demográfico de la comunidad autónoma aragonesa. En el contexto nacional, estos proyectos forman parte de un paquete de siete iniciativas que suman 1.223 millones de euros procedentes de la Adenda RePowerEU del Plan de Recuperación.
Aragón: megainversión y retos de sostenibilidad
La capacidad instalada prevista alcanza 2.292,8 MW de electrólisis, la tecnología que separa el hidrógeno del agua usando electricidad renovable. Esto permitiría generar más de 269.000 toneladas de hidrógeno verde al año. Sin embargo, la letra pequeña del sector preocupa: para producir hidrógeno se requiere gran cantidad de electricidad y agua, unos 9 litros por kilo, según la tecnología utilizada.

La Fundación Renovables ha alertado sobre el tamaño de estos proyectos y la presión que ejercen sobre los recursos autonómicos. Se insta a valorar el impacto energético e hídrico antes de consolidar las ubicaciones y la escala de producción. En territorios con limitaciones de agua, como Aragón, estas consideraciones se vuelven esenciales para la sostenibilidad real de la industria.
Los contratos de venta mínima para la industria (60% de la producción) y la integración de energías renovables asociadas son requisitos básicos. Además, varias plantas planean la síntesis de combustibles como eSAF para aviación, e-metanol o amoníaco verde. La tecnología alcalina sigue siendo la más común para los electrolizadores, aunque no se descartan alternativas en el futuro cercano.
Proyecto Catalina: Andorra como epicentro del hidrógeno
En Andorra (Teruel) se levantará el Proyecto Catalina, un macrocomplejo que conectará sus electrolizadores con una planta de amoníaco en Sagunto mediante un gasoducto. El consorcio está integrado por Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), Enagás Renovable y Fertiberia, con una inversión cercana a los 2.350 millones de euros y fecha de puesta en marcha prevista para diciembre de 2027.
El plan de suministro de agua para la planta prevé 614 m³/h, que representan más de 5 millones de m³ anuales. En términos autonómicos, esto supone alrededor del 20,7% del agua destinada a sectores productivos en Aragón y casi el 4% del consumo total de la comunidad. La fase 2 del proyecto podría aumentar esta proporción hasta el 42%, según alerta la Fundación Renovables.
La incertidumbre sobre la tecnología final del electrolizador implica que el consumo eléctrico y la huella ambiental del proyecto aún no se pueden calcular con precisión. La norma exige que la electricidad utilizada provenga de fuentes renovables, lo que obliga a los promotores a desarrollar nueva potencia o cerrar acuerdos de compra de energía verde.
Corredor del hidrógeno en el Bajo Aragón
El Bajo Aragón se perfila como el centro nacional del hidrógeno con cuatro iniciativas clave. Tres se concentran en la localidad de Andorra (CIP-Enagás-Fertiberia, Endesa y Grupo Térvalis con Iam Caecius y EDP) y otra en Caspe-Fabara, impulsada por Alkeymia. La producción conjunta de estos proyectos podría superar las 500.000 toneladas anuales de hidrógeno.
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La inversión inicial ya supera los 2.877 millones de euros, con posibilidad de ampliación según avancen nuevas fases. Durante la construcción y montaje se estiman más de 4.000 empleos, mientras que la plantilla estable rondaría entre 40 y 85 personas por proyecto. De forma paralela, el MITECO ha asignado 245 millones adicionales al Proyecto Catalina y 139 millones al proyecto HyBERUS en Caspe.
A esta ola se suman iniciativas como Ignis, con 51 millones para el Proyecto Moncayo, que producirá hidrógeno verde y vapor para Evonik, extendiéndose por varios municipios del Bajo Aragón.
Hoja de ruta y futuro energético de Aragón
El plan regional 2024-2030 estima 880 MW de electrólisis en las plantas previstas, lo que representa casi un cuarto de la capacidad nacional para esa fecha. La inversión total superará los 3.000 millones de euros y generará alrededor de 1.000 empleos estables.
La estrategia se apoya en la base renovable existente, con más de la mitad de la electricidad autonómica ya proveniente de eólica y solar. La reducción anual de emisiones de CO₂ supera los 18 millones de toneladas, y la incorporación de nuevos parques podría sumar cerca de dos millones adicionales. Esto permitiría recortar las emisiones de GEI hasta un 28% respecto a 1990 para 2030.
No obstante, parte del hidrógeno producido se exportará, lo que subraya la necesidad de fomentar su uso local e integrar la cadena de valor en Aragón. La clave será asegurar que la inversión se traduzca en empleo y desarrollo industrial dentro de la comunidad autonómica aragonesa, equilibrando ambición energética y sostenibilidad.


