El hidrógeno se posiciona como el motor energético del futuro, siendo clave para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y promover una transición hacia energías limpias y sostenibles de cara al 2050. A nivel mundial, se están desarrollando ambiciosos planes de inversión, tanto públicos como privados, para mejorar la extracción, producción y transporte de hidrógeno. Y aunque históricamente su transporte ha representado un reto significativo, recientes avances tecnológicos han permitido la creación de un innovador formato que reduce considerablemente los costos de traslado.
Este nuevo método de transporte procede de Australia, una de las mayores reservas de hidrógeno a nivel mundial y uno de sus principales exportadores. No obstante, la gran distancia que separa al país de los mercados internacionales ha sido un obstáculo considerable para su crecimiento económico. Sin embargo, con este nuevo avance tecnológico, ha logrado superar este desafío logístico, allanando el camino para una mayor expansión en la exportación de hidrógeno.
Científicos de la Universidad John Curtin han desarrollado una revolucionaria solución que permite trasladar hidrógeno en grandes volúmenes de manera económica. Según los responsables del proyecto, este método representa la alternativa más asequible para exportarlo desde Australia hacia el resto del mundo.
Tradicionalmente, la creciente demanda de hidrógeno en Europa ha impulsado al país oceánico a enviar este recurso a través de rutas marítimas, utilizando buques diseñados específicamente para su transporte. No obstante, existían numerosos inconvenientes, ya que al optar por transportarlo en estado gaseoso se enfrentaban a riesgos de inflamabilidad y posibles fugas durante el trayecto.
Con el tiempo, se avanzó hacia el transporte del hidrógeno en estado líquido, empleando compuestos como el amoníaco y otros portadores orgánicos. Estos compuestos liberan hidrógeno mediante procesos químicos, pero requieren condiciones de refrigeración extremadamente controladas. Para evitar la descomposición, las temperaturas deben mantenerse por debajo de los -250 grados, lo que incrementa notablemente los costos asociados al transporte.
La nueva metodología, denominada Proyecto de Hidrógeno de Kotai, representa una solución más asequible, ya que convierte el hidrógeno en polvo, es decir, en estado sólido. Para ello utilizan un recurso barato y seguro como el polvo de borohidruro de sodio como portador.
Las primeras pruebas no dieron los resultados esperados, dado que este elemento al procesarlo genera un subproducto de difícil reciclado, el metaborato de sodio. Sin embargo, los científicos hallaron un método que ayuda a reconvertir de forma rápida, fácil y barata este subproducto en borohidruro de sodio
El sistema creado por los investigadores consiguió que el metaborato de sodio resultante se pueda recargar con electrolizadores patentados para hacer borohidruro de sodio 20 veces más barato. Además, demostraron mayor eficiencia en el trasporte por cada carga. Es decir, notaron que mientras una tonelada de amoniaco servía para obtener 178 kilo de hidrógeno, ahora con una tonelada de borohidruro de sodio de pueden producir 213 kilos de hidrógeno con sólo añadir agua al polvo.
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