Durante los últimos años, más de 60 países han desarrollado estrategias en vistas a impulsar el mercado del hidrógeno, especialmente en el sector industrial. No obstante, en 2023, se realizó menos del 10% de la producción de hidrógeno verde esperada, según revela un estudio publicado en la revista Nature Energy.

La principal causa de esta situación es cara: el hidrógeno verde sigue siendo demasiado caro y existe poca voluntad por adquirirlo a los precios actuales. En este sentido, investigadores del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), han determinado una brecha de competitividad entre los 1.232 proyectos de hidrógeno anunciado a nivel mundial. Para solucionar esta situación, abogan por estrategias políticas sólidas que se basen en expectativas realistas para el hidrógeno y así cerrar la brecha de implantación.

hidrógeno

El investigador de PIK y autor principal, Odenweller, ha señalado: «En los últimos tres años, los anuncios de proyectos globales de hidrógeno verde casi se han triplicado. Sin embargo, solo el 7% de la capacidad de producción anunciada originalmente para 2023 se ha completado a tiempo durante este período. El hidrógeno verde seguirá teniendo dificultades para cumplir con las altas expectativas en el futuro debido a la falta de competitividad».

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Según el estudio, los recientes problemas con la aceleración del mercado del hidrógeno verde pueden atribuirse al aumento de los costes, a la falta de voluntad de pago por el lado de la demanda y a las incertidumbres sobre los futuros subsidios y la regulación. En este sentido, el estudio apunta que harían falta enormes ayudas estatales adicionales por valor de cerca de mil millones de dólares estadounidenses para llevar a cabo todos los proyectos de hidrógeno anunciados para 2030.

Si los subsidios no son la solución, ¿qué necesita el hidrógeno verde para despegar?

Para los autores del estudio, los subsidios permanentes no suponen una solución viable a largo plazo. Por ello, los dos investigadores recomiendan utilizar instrumentos desde la demanda, como las cuotas vinculantes, para canalizar el hidrógeno verde específicamente hacia sectores difíciles de electrificar, como la aviación, el acero o la industria química. Por ejemplo, según un reglamento de la UE, a partir de 2030 el 1,2% de todos los combustibles de aviación deben mezclarse con combustibles sintéticos basados en hidrógeno. Está previsto que esta cuota aumente al 35% en 2050.

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El estudio evidencia que los requisitos en materia de subvenciones superan con creces las subvenciones ya anunciadas en todo el mundo. En este sentido, los investigadores establecen tres brechas:

  • Brecha de implementación en el pasado: Se refiere a la diferencia entre los proyectos anunciados originalmente y los que realmente se han llevado a cabo.
  • Brecha de ambición en el futuro: Es la discrepancia entre la cantidad de hidrógeno necesaria para 2030 y los proyectos anunciados para ese año.

 

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