Una combinación de innovación tecnológica y el aprovechamiento de los recursos locales está detrás de un descubrimiento que transforma los lodos de depuradoras y vinazas de bodegas en biohidrógeno y productos químicos reutilizables. Esta alternativa energética, desarrollada por un grupo de investigación del departamento de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha, representa un gran avance en la reducción de residuos y en la transición hacia modelos industriales más sostenibles.

El proceso, que usa ozono para preparar la materia antes de la fermentación, permite obtener no sólo biohidrógeno, también ácidos grasos volátiles, los cuales se emplean en sectores como el agroalimentario y el cosmético. Se trata de un ejemplo real de economía circular que además reduce costes de eliminación y emisiones contaminantes.

Biohidrógeno, fuente de energía limpia a partir de residuos orgánicos

El biohidrógeno es el protagonista de este hallazgo que propone una forma eficiente de reutilizar los lodos y vinazas como recurso energético. A través de la fermentación oscura, este gas limpio se genera como resultado de la actividad bacteriana sobre materia previamente tratada con ozono.

Hidrógeno Verde

Imagen: Depositphotos

El papel del ozono es fundamental, ya que permite descomponer estructuras complejas de los residuos para que las bacterias puedan procesarlas mejor durante la digestión anaerobia. Esto se traduce en una mayor producción de biohidrógeno y otros compuestos aprovechables.

Los ensayos han mostrado que, si se ajusta correctamente la dosis de ozono en los lodos antes de mezclarlos con vinazas, se optimiza la producción tanto de biohidrógeno como de subproductos, creando un proceso equilibrado y rentable.

Dos soluciones en una misma investigación

Más allá del biohidrógeno, la fermentación de los residuos genera ácidos grasos volátiles, que tienen aplicaciones en varias industrias. Estos compuestos son la base para la producción de bioplásticos, aditivos y productos de cosmética y alimentación.

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El biohidrógeno, por su parte, se presenta como una solución energética flexible: puede utilizarse en pilas de combustible, inyectarse en redes de distribución o emplearse en procesos industriales como sustituto de los combustibles fósiles.

Este avance contribuye a la producción de energía limpia y responde al desafío de gestionar de forma eficiente grandes volúmenes de residuos orgánicos, reduciendo su impacto en vertederos y en la atmósfera.

La economía circular impulsa el biohidrógeno

Este proyecto está en línea con la economía circular, transformando desechos locales en biohidrógeno y materias primas industriales. Esto evita el transporte a vertederos y convierte el residuo en un activo útil y comercializable.

Utilizar recursos cercanos, como los lodos urbanos y las vinazas de las bodegas, además de reducir los costes logísticos, también disminuye la huella de carbono de todo el proceso, impulsando una gestión más responsable de los desechos.

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El análisis económico realizado en este estudio demuestra que producir biohidrógeno mediante este método permite recuperar la inversión, incluso después de contabilizar los costes de tratamiento y energía, abriendo nuevas posibilidades para las plantas de tratamiento y la industria vinícola.

Biohidrógeno y sostenibilidad: una alianza con impacto local

El proyecto de biohidrógeno no sólo da una salida eficiente a los restos orgánicos, también refuerza la economía circular a escala local. Sin salir de la localidad gaditana de Jerez de la Frontera, los investigadores utilizan tanto los lodos procedentes de la planta de tratamiento de aguas Guadalete como los subproductos líquidos de la destilación del vino de la Bodega González Byass para transformarlos en energía limpia y compuestos industriales reutilizables.

Con cada litro de vinaza y cada kilo de lodo que se convierte en biohidrógeno, se reduce la dependencia de combustibles tradicionales, a la vez que se valoriza un residuo que antes sólo generaba costes de eliminación. Este modelo refuerza la transición hacia las energías renovables, mostrando que la innovación en el tratamiento de residuos puede tener un papel fundamental en la descarbonización de sectores industriales y urbanos.

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