En el corazón de Malí, un descubrimiento inesperado abrió la puerta a un nuevo paradigma energético: el hidrógeno natural. En el pequeño campo de Bourakebougou, científicos encontraron flujos constantes de hidrógeno puro, una señal de que este recurso podría estar presente en cantidades masivas en el subsuelo terrestre.
Décadas más tarde, investigaciones como las de Geoffrey Ellis y Sarah Gelman, del U.S. Geological Survey (USGS), confirman que nuestro planeta podría albergar hasta 6 billones de toneladas de hidrógeno, lo que sería suficiente para abastecer al mundo durante 200 años.
Este hallazgo replantea las perspectivas sobre fuentes de energía, además de suscitar algunas preguntas clave: ¿cómo se forma? ¿Es viable extraerlo a gran escala?
El enigma de su origen: hidrógeno desde las profundidades
El hidrógeno puro, también conocido como geológico, se genera mediante procesos químicos en el subsuelo. Uno de los principales mecanismos es la serpentización, una reacción entre minerales ricos en hierro y agua bajo altas presiones y temperaturas. Este proceso libera hidrógeno molecular (H₂), que queda atrapado en cavidades subterráneas por largos periodos de tiempo.
Aunque históricamente se pensaba que este gas diatómico escapaba rápidamente hacia la atmósfera debido a su baja densidad, algunos descubrimientos en países como Malí y Albania han demostrado todo lo contrario. Los reservorios naturales de hidrógeno pueden permanecer sellados bajo capas impermeables de roca durante millones de años, acumulando grandes volúmenes.
Este fenómeno, según los estudios más recientes, no es local, sino mundial. Geoffrey Ellis explica que las condiciones necesarias para la formación y retención de hidrógeno están más extendidas de lo que se creía. El hallazgo cambia la percepción tradicional y sugiere que el hidrógeno podría convertirse en una fuente energética primaria si logramos extraerlo eficazmente.
Cifras impresionantes que redefinen el panorama energético
Las estimaciones actuales sobre las reservas de hidrógeno subterráneo son asombrosas. De acuerdo con el análisis de Ellis y Gelman, el planeta podría contener un promedio de 5,6 billones de toneladas métricas de hidrógeno natural. Para poner esto en perspectiva, apenas un 2% de estas reservas sería suficiente para satisfacer la demanda energética mundial durante dos siglos.
Esta cantidad equivale a una energía de 1,4 × 10¹⁶ megajulios, superando ampliamente las reservas probadas de combustibles fósiles, como el gas natural, que contienen aproximadamente 8,4 × 10¹⁵ megajulios. Este potencial convierte al hidrógeno en un contendiente serio para liderar la transición energética mundial.
No obstante, estos números no son puro optimismo. Los desafíos logísticos, tecnológicos y económicos plantean interrogantes sobre cómo aprovechar estas reservas de manera efectiva. La extracción económica y sostenible es una meta que aún requiere superar algunas significativas barreras.
Desafíos y barreras en la extracción de hidrógeno
A pesar de la abundancia de hidrógeno natural, su extracción plantea varios importantes retos. En muchos casos, los reservorios se encuentran a grandes profundidades o en áreas remotas, lo que dificulta el acceso. Además, no existen tecnologías específicamente diseñadas para capturar hidrógeno directamente del subsuelo.
Actualmente, la mayoría de los avances en este campo están enfocados en métodos como el hidrógeno verde, que se produce a partir de fuentes renovables mediante electrólisis. Sin embargo, este enfoque tiene limitaciones relacionadas con el coste y la infraestructura de almacenamiento.
Por otro lado, la extracción natural elimina la necesidad de almacenamiento artificial, ya que los reservorios subterráneos actúan como depósitos naturales. Según Ellis, esto simplifica significativamente el proceso logístico y podría reducir costes si se desarrollan las tecnologías adecuadas.