Ecologistas en Acción ha publicado un informe sobre el acero y la transformación de su industria. Señalan que el acero es un sector estratégico. De ahí que su producción se haya incrementado diez veces desde 1950. Además, según ciertas estimaciones, la demanda podría duplicarse de aquí a 2050. Pero el sector es, actualmente, el responsable del 7% de las emisiones de GEI. Y es complicado que pueda llegar a cumplir objetivos de emisiones para 2050.
Indican desde el informe que el acero, combinación de hierro y carbono, es susceptible de recibir otros elementos, que aportan distintas características para diferentes usos. Algo que, a priori, parece sencillo.
El acero está presente de forma constante en: puentes, edificios, aviones, coches, barcos, trenes, electrodomésticos, menaje de cocina, instalaciones de energías renovables, material quirúrgico… Por eso, es complicado imaginar una vida sin acero y eso hace que sea un sector estratégico.
Por otra parte, los impactos de la producción de acero son elevados, en cuestiones medioambientales como sociales. La industria siderúrgica, que genera más de 6 millones de empleos en el mundo. Y, como decimos, es responsable, actualmente, del 7% de emisiones GEI a nivel mundial, aproximadamente.
Uno de los mayores impactos es la contaminación del aire. Además de dióxido de carbono, emite otros gases (óxidos de nitrógeno, óxido de azufre), benceno y partículas.
Para contribuir a mantener el calentamiento global en 1,5°C, las emisiones de las industrias siderúrgicas y otras industrias pesadas deberían caer un 93% para 2050
La reducción de emisiones en la industria del acero ha llevado al desarrollo de tecnologías alternativas. La forma tradicional en alto horno de oxígeno básico (BF-BOF)– representa el 71% de la producción de acero global. Pero existe la alternativa de la ruta de reducción directa –horno de arco eléctrico (DRI-EAF)–, priorizada en las estrategias de descarbonización. En la actualidad, representa el 29% de la producción global.
Gracias a este cambio, se consiguen reducir las emisiones de dióxido de carbono, pasando de 1,9 toneladas por tonelada de acero producido a 0,4 toneladas.
Sin embargo, indica el informe, un mero cambio de tecnología no es suficiente para encarar la transformación industrial del sector. El mismo también muestra bajas tasas de reciclaje y dificultades a la hora de implementar la circularidad del proceso.
Y señala, asimismo, que las soluciones basadas en el hidrógeno verde generan grandes impactos en los territorios; requieren inversiones en infraestructura muy elevadas; y conllevan procesos más automatizados que, por lo tanto, requieren menos mano de obra.
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