La transición hacia una economía de hidrógeno verde promete un cambio revolucionario en la industria. El problema es que tiene que enfrentarse a una barrera inesperada en los complejos procesos administrativos y regulatorios. Los proyectos de hidrógeno verde en España, pese a su alto potencial y las significativas inversiones, se ven obstaculizados por la extensa burocracia, en especial en las fases de evaluación ambiental. Este reto ha llevado a que muchos promotores abandonen sus iniciativas al encontrarse con largos y agotadores procedimientos.
Isaías Vicente, director técnico de la consultora ambiental Opera Green, con sede en Cádiz, ha señalado el carácter necesario de los controles ambientales, aunque reconoce el impacto negativo de la burocracia excesiva. «Los trámites ambientales son muy garantistas, que tienen que serlo, pero es verdad que muchos proyectos se caen en etapas muy avanzadas, entonces se dedican muchos millones que al final se pierden » ha indicado Vicente, subrayando la urgencia de agilizar estos trámites para facilitar el crecimiento del sector.
Desde la administración pública andaluza se han propuesto iniciativas para acelerar la tramitación de proyectos estratégicos, como la «aceleradora de proyectos». Este sistema facilita los procedimientos de aquellas industrias consideradas prioritarias, aunque, según Vicente, aún queda un largo camino por recorrer. Los equipos de consultoría ambiental de Opera Green realizan análisis y estudios previos que ayudan a las empresas a identificar los requisitos de las normativas, acelerando así el proceso de obtención de permisos.
Vicente enfatiza la importancia de un diagnóstico inicial adecuado para reducir los obstáculos administrativos, pues conocer de antemano las particularidades de cada proyecto permite una mejor planificación. «A pesar de que la sostenibilidad debe estar en el núcleo de cada trámite, también debemos adoptar enfoques más eficientes para evitar que los recursos se diluyan en burocracia», afirma el directivo de Opera Green, recalcando que la industria verde necesita condiciones que impulsen su desarrollo.
Además, los proyectos de hidrógeno verde requieren recursos fundamentales, como el agua, y en un contexto de sequía, es esencial priorizar fuentes alternativas. Para el proceso de electrólisis, se opta frecuentemente por aguas regeneradas o de mar, alternativas que ofrecen calidad y un menor coste de tratamiento. «El hidrógeno verde no es un proceso que va a competir con el consumo de agua ni con la disponibilidad de agua», aclara Vicente, subrayando que la sostenibilidad y el uso responsable de los recursos deben formar parte de esta industria.
El crecimiento de la economía verde está impulsando una demanda sin precedentes de profesionales con «green skills», o habilidades verdes, necesarias para los empleos del futuro. Según Vicente, estas competencias abarcan desde habilidades técnicas específicas, como el mantenimiento de tecnologías limpias, hasta habilidades blandas como la comunicación efectiva y el trabajo en equipo. La adaptación a este nuevo entorno laboral implica que los trabajadores tengan un compromiso intrínseco con la sostenibilidad.
Entre las competencias técnicas, destacan los conocimientos específicos para gestionar instalaciones solares o proyectos de turismo sostenible, así como la experiencia en áreas digitales, vital para la transición energética. Vicente también subraya la importancia de las habilidades personales, o soft skills, que resultan fundamentales en esta transformación. «Son habilidades técnicas y de otros tipos que pueden poseer o van a poseer en el futuro”, comenta.
Para garantizar que los futuros profesionales adquieran estas habilidades, el sistema educativo tiene un papel central. Universidades como la de Cádiz ya están integrando programas formativos en hidrógeno verde y otras tecnologías sostenibles, ofreciendo másteres y ciclos de formación profesional que facilitarán la incorporación de los estudiantes al mercado laboral de la economía verde. «Hay empleos o tecnologías tan nuevos que aún no tenemos formación para ellos, pero me consta que se están haciendo cosas en ese sentido», concluye Vicente, quien apuesta por una capacitación local para que el talento andaluz lidere el futuro industrial sostenible.
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