En la sede de Enerclub se ha realizado una jornada para analizar la primera subasta del Banco Europeo del Hidrógeno (BEH) y sus resultados. El banco europeo del hidrógeno es una iniciativa de la Unión Europea con actuaciones en torno a cuatro pilares: Coordinación y transparencia en el mercado; coordinación de la financiación existente; creación de un mercado doméstico a través de subastas organizadas; y las importaciones de hidrógeno a la UE.
En la jornada han participado, entre otros; la subdirectora general adjunta de Hidrocarburos y Nuevos combustibles de MITECO, Pilar Sánchez; el director general de Enerclub, Arcadio Gutiérrez; Laura Delgado y Jaume Pujol, ambos de Deloitte; Antonio González, de AeH2; Oliverio Álvarez, de Deloitte; Marcos López-Brea, de DH2 Energy, y Mónica Sánchez, de Enagás Renovable.
Según ha explicado Arcadio Gutiérrez sobre la jornada:
“Hoy dedicamos esta jornada al banco europeo del hidrógeno, y a la primera subasta transcurrida hace pocos meses. Junto a representantes de empresas que han sido adjudicatarias en esta subasta, conoceremos sus resultados, aspectos clave, y lecciones aprendidas de cara a la segunda subasta prevista para finales de año, tan importante para el desarrollo de un mercado de hidrógeno en Europa”.
Por su parte, Pilar Sánchez ha señalado las expectativas generadas por el BEH y las subastas:
“Especialmente importantes para España por nuestra capacidad de autoabastecernos y de exportar el hidrógeno”.
Y comentó que España y Alemania fueron los países que presentaron mayor número de proyectos. Afirmó que “existe iniciativa empresarial en España«. Además, dijo, junto a Grecia y Suecia, el coste del hidrógeno renovable en España es de los más competitivos.
Laura Delgado y Jaume Pujol, socios de Deloitte, explicaron los aspectos clave de las subastas del BEH, ligadas a los objetivos del RepowerEU. Fue la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen quien anunció la primera en su discurso sobre el Estado de la Unión, en septiembre de 2022. La comunicación final se produjo en marzo de 2023, cuando se establecieron las actuaciones del Banco Europeo del Hidrógeno en torno a los siguientes pilares:
Fueron 132 proyectos, de 17 países, los presentados y con una capacidad de electrolizadores de 8,35 GW. Los adjudicatarios de la subasta fueron 7. Desarrollarán 1.502 MW de electrólisis, produciendo una media de 158.000 toneladas de hidrógeno renovable durante 10 años.
Cinco de los siete proyectos ganadores se concentran en España y Portugal. Se instalarán 1.295 MW de electrolisis entre los cinco: 595 MW en España; 700 MW en Portugal.
Los otros dos se desarrollan en Noruega y Finlandia. España y Portugal, así como los países nórdicos, gracias a sus recursos naturales y a la generación renovable consiguen que el coste de producción de hidrógeno verde sea menor.
En la subasta se utilizó el sistema “pay-as-bid”, sin precio mínimo. Los productores de hidrógeno pujaron por la retribución mínima que estarían dispuestos a percibir (entre los 0,37-0,48 €/Kg H2).
España fue el país que más ofertas presentó, 46, y el tercero con los precios de hidrógeno más competitivos (5,8€/kg vs. 11,62€/kg en Alemania).
Los proyectos deberán a producir hidrógeno renovable antes de cinco años tras la firma del acuerdo de subvención. Está prevista la firma, como máximo, en noviembre de este año.
La producción de hidrógeno deberá cumplir con los principios de correlación temporal, geográfica y de adicionalidad, estipulados en los actos delegados de la Directiva de Renovables.
De cara a la segunda subasta, los ponentes de Deloitte ofrecieron recomendaciones para presentar un proyecto ganador. Según explican desde Enercub, en cuanto a las recomendaciones: estructurar y analizar el proyecto antes de que llegue la convocatoria, prevista para finales de año; consistencia y madurez del proyecto.
Una vez es adjudicado, en esta segunda subasta el plazo para presentar la solicitud será menos flexible; firma de garantías y mayor criterio técnico.
La jornada siguió con una mesa redonda, moderada por Antonio González, vicepresidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2). Contó con la participación de representantes de dos de los proyectos ganadores de la primera subasta.
Marcos López-Brea, director general de DH2 Energy, explicó el proyecto Hysencia, que se desarrollará en Aragón para el sector industrial y de la movilidad. Es una de las primeras plantas de hidrógeno verde en régimen de autoconsumo a escala comercial en España. Comenzará a construirse en el primer semestre de 2025, con una conexión a la red de 10 MW.
Mónica Sánchez, jefe de Hidrógeno de Enagás Renovable, expuso el proyecto Catalina, para la producción de hidrógeno y amoníaco verde. En su primera fase, Enagás lo desarrolla junto a Naturgy, Fertiberia y Vestas. Conectará los recursos renovables de Aragón con los centros de consumo industrial en la costa Este de España mediante una infraestructura sostenible. En este punto, destacó la necesidad de tener disponible la infraestructura troncal de hidrógeno. El proyecto Catalina podría producir suficiente hidrógeno para cubrir el 30% de la demanda actual de hidrógeno en España.
Tras analizar diferentes cuestiones sobre las claves del éxito español, analizaron varios aspectos del borrador y condiciones de la segunda subasta.
Oliverio Álvarez, socio de Deloitte, actuó como moderador de la segunda mesa rednda. Participaron: Alan Ripa, de Acciona Plug; Estrella Jara, de bp España; Olivia Infantes, de Cepsa; José Manuel Pérez, de Edp; Luis Ignacio Parada, de Enagás; Eduardo Moreda, de Endesa; Carlos Fúnez, de Iberdrola; Nuria de Lucas, de Naturgy; Maribel Rodríguez, de Repsol y Antonio G. Lamuño, de TotalEnergies.
Todos coincidieron en que el concepto de la subasta es bueno, aunque sería necesario redefinir los criterios. Es decir, no sólo basarse en el precio, sino también en otros como: dar más peso a criterios técnicos y al grado de madurez de los proyectos; próximos pasos para cumplir con los objetivos de la propuesta del PNIEC; tipo de proyectos que necesitamos apoyar; o si el nivel de ayudas adjudicado (en su doble papel de promotores de proyectos y consumidores de hidrógeno) es suficiente para viabilizar los proyectos.
También consideraron que reducir a 3 años la puesta en marcha de los proyectos es muy ajustado, sobre todo para proyectos grandes. Además, consideraron importante incentivar la demanda de hidrógeno renovable; desarrollar una cadena de hidrógeno europea, con recursos públicos y privados; y ver el potencial en el sector marítimo y de aviación.
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