El impulso al hidrógeno verde y de bajas emisiones sigue aumentando pese al lento despliegue de incentivos financieros y las presiones por los costes, que amenazan seriamente la continuidad de los proyectos. Es la conclusión de un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), que apunta también que los niveles de producción pueden aumentar para 2030 si se llevan a cabo todos los proyectos anunciados.
Según la última revisión anual de la IEA, el número de proyectos anunciados de hidrógeno de bajas emisiones crece rápidamente, a la par que más de 40 países han establecido estrategias nacionales de hidrógeno. Sin embargo, la capacidad instalada y los volúmenes siguen siendo bajos, ya que los desarrolladores esperan el apoyo del gobierno antes de realizar inversiones. Con todo ello, el hidrógeno de bajas emisiones todavía representa menos del 1% de la producción y uso total de hidrógeno.
Retos actuales para el impulso del hidrógeno
Los crecientes costes para los nuevos proyectos se deben al contexto de una crisis energética mundial, caracterizada por una alta inflación y las interrupciones de la cadena de suministro. Todo ello amenaza a la rentabilidad a largo plazo de las nuevas iniciativas y afecta a toda la cadena de valor del hidrógeno, aumentando los costes de financiación para los promotores. Esta suma de factores es particularmente perjudicial para una industria que asume altos costes iniciales relacionados con la fabricación, construcción e instalación de equipos.
A pesar de estos desafíos, el despliegue de electrolizadores está empezando a acelerarse. A finales de 2022, la capacidad de electrolizadores para la producción de hidrógeno alcanzó casi 700 MW. Sobre la base de los proyectos que han alcanzado la decisión final de inversión o que están en construcción, la capacidad total podría triplicarse con creces y China representaría la mitad. Si se concretan todos los proyectos anunciados, se podría alcanzar un total de 420GW para 2030, lo que supone un aumento del 75% en comparación con la revisión de 2022 de la IEA.
Los esfuerzos no son suficientes todavía
El informe revela también que, más allá de los retos para los fabricantes y desarrolladores, los esfuerzos para estimular la demanda de hidrógeno verde y de bajas emisiones están por debajo de lo que se necesita para cumplir con las ambiciones climáticas.
El uso de hidrógeno a nivel mundial alcanzó los 95 millones de toneladas en 2022, lo que supone un aumento de casi el 3% en comparación con el año anterior. Hubo un fuerte crecimiento de la demanda en todas las principales regiones consumidoras, excepto en Europa, que sufrió un golpe en la actividad industrial debido al fuerte aumento de los precios del gas natural. Sin embargo, la absorción de hidrógeno de bajas emisiones sigue siendo muy limitada, ya que solo representa el 0,6% de la demanda total de hidrógeno. Como resultado, la producción y el uso de hidrógeno en 2022 liberaron unos 900 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
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