Ovako y Linde Gas, dos empresas con sede en Suecia, han anunciado que trabajarán de forma conjunta para utilizar hidrógeno en el proceso industrial de calentar acero en una instalación en el mismo país. Se trata de una iniciativa que podría hacer de los procesos industriales una práctica más sostenible.
A principios de esta semana, Ovako, que se especializa en la fabricación de un tipo específico de acero llamado acero de ingeniería, anunció que había colaborado con Linde Gas en un proyecto en el molino rodante Hofors. Para el ensayo, el hidrógeno se utilizó como combustible para generar el calor en lugar de gas licuado del petróleo (GLP). Ovako trató de destacar el beneficio ambiental del uso de hidrógeno en el proceso de combustión, señalando que la única emisión producida era el vapor de agua.
Göran Nyström, vicepresidente ejecutivo de marketing y tecnología de grupo de Ovako, ha señalado: «Este es un desarrollo importante para la industria siderúrgica. Es la primera vez que el hidrógeno se utiliza para calentar el acero en un entorno de producción existente. Gracias al ensayo, sabemos que el hidrógeno se puede utilizar de forma sencilla y flexible, sin impacto en la calidad del acero, lo que significaría una reducción muy grande de la huella de carbono».
Al igual que con muchos sectores industriales, la industria siderúrgica tiene un impacto bastante significativo en el medio ambiente. Según la Asociación Mundial del Acero, en promedio, se emitieron 1,85 toneladas métricas de dióxido de carbono por cada tonelada métrica de acero producida en 2018. La Agencia Internacional de la Energía ha descrito al sector siderúrgico como «altamente dependiente del carbón, que suministra el 75% de la demanda de energía».
La Comisión Europea apuesta por el hidrógeno como un vector energético con gran potencial renovable y eficiencia en aplicaciones estacionarias, portátiles y de transporte.
El hidrógeno tiene una serie de aplicaciones que van desde las industrias, como la metalúrgica y la química, hasta usos energéticos, residenciales y en el transporte. En los usos residenciales, existen sistemas de microcogeneración que son capaces de proveer de electricidad y calor a los hogares.
Con respecto a la energía, el hidrógeno puede ser utilizado para generar electricidad mediante pilas de combustible y para ser inyectado en la red de gas natural, una práctica que reduce de forma notable las emisiones de los sistemas de calefacción.
En cuanto al transporte, el hidrógeno sirve como combustible. Un vehículo de motor de combustión interna de hidrógeno (MCI) utiliza un motor de combustión interna convencional modificado para la combustión de hidrógeno gaseoso. Los vehículos de pila de combustible son un 30% más eficientes comparados con los vehículos de gasolina, y funcionan bien en todas las condiciones climáticas, incluso a bajas temperaturas.
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