Según Rystad Energy, la cartera de proyectos de hidrógeno verde crece a buen ritmo. Sin embargo, muchos de los proyectos están situados en regiones con altos niveles de estrés hídrico. Entre ellos, España y Chile. En consecuencia, Rystad indica que será necesario crear un mercado de desalinización adicional. Deberá producir la mayor parte de los 620 millones de metros cúbicos de agua necesarios para estos proyectos.
Según Rystad Energy, la actual cartera de proyectos apunta a producir alrededor de 30 millones de toneladas de hidrógeno por año para 2040. Eso requerirá 620 metros cúbicos de agua purificada anualmente.
Añaden que se están realizando investigaciones y desarrollos para añadir y mejorar la capacidad de desalinización para los proyectos de hidrógeno. Sin embargo, señalan, muchas instalaciones de desalinización deberán ser externas. Y, para que el hidrógeno sea «verde«, deberán estar alimentadas por energía renovable limpia adicional.
Más del 70% de estos proyectos planificados se desarrollan en áreas con estrés hídrico, como España y Chile. En consecuencia, casi el 85% de la capacidad de hidrógeno para 2040 necesitará un suministro de agua dulce para poder operar.
Por otra parte, Naciones Unidas espera que la demanda de agua dulce aumente a nivel mundial en un 60% para 2025, sólo para la agricultura.
Por tanto, y teniendo en cuenta la necesidad de agua para la producción de hidrógeno verde, es vital expandir el mercado de desalinización, de cara a dar respuesta a la transición energética.
Según ha explicado Minh Khoi Le, analista de energías renovables de Rystad Energy:
“El uso de agua para producir hidrógeno limpio será un factor clave para la transición energética. Sin embargo, la mayoría de los proyectos de hidrógeno verde planeados en el mundo se ubicarán en regiones con estrés hídrico.
Esto crea una necesidad de crecimiento en el mercado de la desalinización y de más energía renovable para alimentarlo. Agregará más costes para los desarrolladores, pero también oportunidades para los proveedores».
Las cinco principales regiones por capacidad planificada de hidrógeno verde son actualmente Australia, Europa Occidental, Asia Central, África Occidental y Oriente Medio. A excepción de Europa occidental, todas estas regiones tienen niveles de estrés hídrico medios o más altos, según información del World Resource Institute. Eso supone que la demanda de agua dulce está comenzando a amenazar la capacidad de suministro.
También hay varios proyectos de electrolizadores de hidrógeno en países con altos niveles de estrés hídrico fuera de estas cinco regiones. Por ejemplo, España y Chile, que se encuentran entre los países con mayor estrés hídrico y actualmente tienen 42 proyectos planificados. Y, además, se espera un incremento de proyectos.
Asimismo, Rystad añade:
«14 proyectos de electrolizadores verdes están planificados en países con niveles de estrés hídrico extremadamente altos; 53 proyectos están en países con estrés hídrico alto; y 162 proyectos están ubicados en regiones con estrés hídrico medio a alto».
Seguramente, los proyectos de electrolizadores de hidrógeno en los países con estrés hídrico alto o extremadamente alto requerirán desalinización para su suministro de agua. Eso podría implicar una demanda de 125,7 millones de metros cúbicos de agua al año para la desalinización y de cara a 2040.
Algunos de los proyectos de hidrógeno ecológico más notables en Omán (Alwusta) y Arabia Saudí (Neom). Igualmente, los numerosos proyectos de España entran en esta categoría.
La demanda de desalinización podría multiplicarse por cinco, a 526 millones de metros cúbicos, para 2040. Será así si se realizan todos los proyectos de hidrógeno en regiones con niveles de estrés hídrico por encima de la media. Por lo tanto, estas regiones probablemente necesitarán desarrollar la capacidad de desalinización adicional, con el fin de respaldar las instalaciones de hidrógeno verde.
Actualmente solo hay un puñado de instalaciones de desalinización a escala comercial que utilizan energía renovable. Dos de los proyectos de desalinización más grandes de este tipo se encuentran en Australia, ambos con energía eólica: el proyecto Kwinana funciona con el parque eólico Emu Downs de 80 megavatios (MW); mientras, el desarrollo de Kurnell depende del parque eólico Bungendore, de 140 MW.
La energía solar fotovoltaica también se incluye en algunos proyectos de desalinización, pero a menor escala. Algunos sistemas comerciales de electrolizadores contemplan la incorporación de unidades de desalinización por ósmosis inversa.
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