El hidrógeno lleva ya tiempo siendo el protagonista silencioso de la transición energética. Su potencial como fuente de energía limpia es enorme, pero su obtención sigue siendo un reto técnico y económico. Convertir el agua en hidrógeno mediante electrólisis requiere grandes cantidades de electricidad, y hacerlo sólo con energías renovables dispara los costes. Por eso, cada pequeño avance tecnológico marca una gran diferencia en la carrera hacia un futuro libre de emisiones.

Es el caso de Electrógenos, una joven empresa que trabaja para cambiar las reglas del juego. Su equipo ha desarrollado un tipo de catalizador que podría simplificar la producción del hidrógeno verde y abaratarla de forma significativa. Detrás de esta novedad hay años de experimentación en complejos materiales y un objetivo claro: lograr que el hidrógeno limpio deje de ser una promesa para convertirse en una opción competitiva y accesible.

Este proyecto no busca reinventar la electrólisis, sino mejorarla desde dentro. “La idea es hacer más eficiente el proceso con menos recursos”, explica su fundador científico, Augusto Bartolomé, quien descubrió en el laboratorio una vía inesperada para conseguir ese objetivo.

H2O, el punto de partida hacia la energía limpia total

En la naturaleza, el hidrógeno casi nunca aparece por separado. Está unido a otros elementos formando compuestos como el agua, que contiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Para obtenerlo, hay que separarlos, y ahí entra en escena la electrólisis: un proceso que consiste en aplicar corriente eléctrica sobre el agua para dividir sus moléculas. Aunque suene simple, hacerlo de forma sostenible y económica sigue siendo un gran reto.

Hidrógeno Verde

En la electrólisis tradicional se sumergen dos electrodos en una disolución alcalina y se aplica una corriente eléctrica. Los átomos de hidrógeno se agrupan en el cátodo (polo negativo), mientras los de oxígeno se dirigen al ánodo (polo positivo). El resultado visible son pequeñas burbujas que se acumulan en la superficie de los electrodos, señal de que la reacción está ocurriendo. Sin embargo, el sistema tiene un problema: el desgaste de los materiales y la necesidad de metales caros como el platino para mantener la eficiencia.

Un nuevo proyecto utiliza la computación cuántica para optimizar el proceso de electrólisis

El proyecto de Electrógenos busca sustituir esos caros catalizadores por otros creados mediante técnicas de electrodeposición micrométrica, un método que utiliza capas de distintos metales para reforzar los electrodos y mejorar su rendimiento. Con esta técnica, la startup pretende prolongar la vida útil de los electrolizadores y reducir los costes de mantenimiento y producción para conseguir energía limpia.

Electrodeposición y nuevas ideas: cuando la ciencia encuentra soluciones

El descubrimiento surgió casi por casualidad. Bartolomé investigaba cómo mejorar los recubrimientos metálicos en procesos industriales cuando notó algo peculiar: las microburbujas que se formaban en la superficie de los metales cambiaban la forma en que se comportaba la corriente eléctrica. Esa observación le llevó a pensar que podía aplicarse al campo del hidrógeno verde. Si se lograba controlar ese fenómeno, quizá era posible aumentar la eficiencia de la electrólisis sin depender del platino.

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Esa intuición se convirtió en el núcleo de Electrógenos. La empresa trabaja con combinaciones de metales menos costosos que actúan como catalizadores naturales y que, al mismo tiempo, reducen la corrosión. En otras palabras, el proceso se vuelve más rápido, más estable y más barato. Su enfoque permite imaginar un futuro donde producir hidrógeno verde no sea un lujo tecnológico, sino una herramienta habitual en industrias y transportes.

Además, esta tecnología converge con los objetivos europeos de descarbonización y con las inversiones que impulsan el crecimiento de la economía del hidrógeno. Si logra llevar adelante su modelo, Electrógenos podría facilitar la implantación masiva de sistemas de almacenamiento energético y movilidad limpia basados en hidrógeno. Una pieza esencial para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un modelo energético más equilibrado.

El desafío de hacer la energía limpia rentable

El siguiente paso para Electrógenos es demostrar la viabilidad técnica de sus catalizadores, pero también su rentabilidad. La producción de hidrógeno verde compite hoy con el hidrógeno gris, que se obtiene a partir de gas natural y sigue siendo mucho más barato. Para cambiar esa ecuación, la reducción de costes en los electrolizadores resulta fundamental.

El equipo confía en que su proyecto marque la diferencia. Menos consumo energético y menos materiales escasos significan precios más competitivos y una huella ambiental mucho menor. La startup forma parte del ecosistema de innovación de B-Venture, donde busca alianzas que le permitan acometer su tecnología y entrar en mercados internacionales.

El hidrógeno verde podría ser una de las claves de la próxima década en energía limpia. Pero sólo lo será si la tecnología acompaña. Electrógenos apuesta por una fórmula que se basa en la mejora de un proceso que ya existe, pero que necesita reinventarse. Si lo consigue, el futuro de la energía limpia podría empezar, literalmente, con una burbuja.