Según publica Drivingeco, investigadores de la Universidad RMIT han conseguido descubrir cómo transformar contaminantes de aguas residuales en catalizadores para producir hidrógeno verde. Un logro parecido al logrado por la Universidad de Cádiz de desarrollar biohidrógeno a partir de residuos de vino y aguas residuales.

Este proyecto, publicado en la revista «ACS Electrochemistry», une la energía limpia y el tratamiento de aguas. Esta tecnología utiliza metales pesados como platino, níquel o cromo para acelerar la electrólisis sin necesidad de purificar el agua.

Catalizadores cóctel

El equipo de RMIT ha logrado transformar contaminantes tradicionalmente considerados desechos medioambientales, en catalizadores cóctel que aceleran la electrólisis. “Nuestra ventaja es que utilizamos lo que ya está en el agua”, indicó Nasir Mahmood, autor principal del estudio.

A través de electrodos fabricados con carbono derivado de residuos agrícolas, el sistema atrae y fija estos metales, creando superficies conductoras altamente eficientes. Esto permite realizar electrólisis con aguas residuales parcialmente tratadas, evitando el uso de agua destilada y reduciendo el coste operativo del proceso.

Tradicionalmente, el hidrógeno verde ha necesitado de agua ultrapura como materia prima. En un contexto de creciente escasez hídrica, esta exigencia limitaba su viabilidad en muchas regiones. La propuesta de RMIT rompe con esa barrera al demostrar que es posible usar directamente aguas residuales con una eficiencia energética del 89 %, superando incluso a los métodos industriales actuales. Además, el oxígeno generado durante el proceso puede aprovecharse en plantas de tratamiento convencionales, mejorando su rendimiento y reduciendo la carga orgánica.

Sistema robusto y escalable

Durante 18 días de pruebas, el sistema mostró estabilidad, resiliencia y bajo desgaste, manteniendo altos niveles de eficiencia en condiciones realistas. Las densidades de corriente registradas son compatibles con estándares industriales, lo que abre la puerta a su implementación a gran escala.

Este trabajo forma parte de una línea de investigación más amplia en RMIT, centrada en generar hidrógeno a partir de fuentes no convencionales como agua de mar o biosólidos urbanos. En 2024, la universidad fue galardonada en el Desafío de Innovación Climática del Ministro de Agua por una tecnología basada en energía solar y agua reciclada.

El sistema no solo produce hidrógeno sin generar emisiones, sino que revaloriza lo que antes era un desecho contaminante. En vez de tratar los residuos como un problema, esta innovación los convierte en parte activa del proceso, integrando en un solo ciclo agua, energía y sostenibilidad.

Según Drivingeco, el equipo investigador ya se encuentra en conversaciones con socios industriales para llevar esta solución a fases piloto y, eventualmente, al mercado. Con más del 80 % de las aguas residuales en el mundo aún sin tratar, el potencial transformador de esta tecnología es enorme.

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