Francia comienza a apostar por el hidrógeno en el transporte, en concreto en el ferroviario. La región de Borgoña-Franche-Comté ha sido la primera en realizar un pedido de tres trenes de pila de combustible de hidrógeno con el objetivo de sustituir a los propulsados por diésel en líneas no electrificadas TER (Transporte Exprés Regional). Inicialmente, los nuevos trenes operarán en la línea entre Auxerre y Laroche-Migennes.
El encargado de suministrar los trenes será el fabricante Alstom, que completará un pedido de 14 unidades que operarán también en las regiones de Auvernia-Ródano-Alpes, Gran-Este y Occitania.
Con la fecha de puesta en marcha fijada en 2024, los trenes de Alstom alcanzarán una velocidad máxima de 160 km/h y tendrán capacidad para transportar hasta 220 pasajeros. Los trayectos que cubrirán tendrán una longitud de entre 400 y 600 km, aunque los trenes pueden recorrer hasta 1.000 km sin necesidad de repostar.
La firma del contrato de compra, que asciende a 51,9 millones de euros, fue presidida por el ministros de transportes francés, Jean-Baptiste Djebbari, acompañado por Jean-Baptiste Lemoyne, Secretario de Estado de Turismo; Marie-Guite Dufay, Presidenta de la Región Borgoña-Franche-Comté; Créscent Marault, Presidente y Ceo de SNCF; Henri Poupart-Lafarge, Presidente y CEO de Alstom; y Jean-Bernard Lévy, Presidente y CEO de EDF.
El camino de Alstom en la fabricación y puesta en marcha de trenes de hidrógeno comienza en Alemania en 2018. En mayo de 2020 la compañía anunció que sus trenes, tras haber estado en circulación desde septiembre de 2018 prestando servicio regular con pasajeros en el estado federal Baja Sajonia en Alemania, habían superado el periodo de pruebas, completando 180.000 km y 530 días en operación. Tras el testeo, se inició una nueva fase del proyecto que terminará en 2022 con la incorporación de 14 trenes de hidrógeno Coradia iLint que sustituirán a los actuales propulsados con diésel.
El transporte ferroviarrio es actualmente uno de los medios menos contaminantes, dado que más de la mitad de las líneas en Europa se encuentran electrificadas. En concreto, existen 80.000 kilómetros de vía ferroviaria sin electrificar en Europa, lo que supone un 40% del total. Un total de 12.000 trenes de diésel circulan cada día en nuestro continente.
La electrificación de las vías que quedan con trenes diésel sería, a priori, la primera solución en la que pensaríamos, pero no es tan fácil, o mejor dicho, no es barato. Esto se debe a que se haría necesario modificar infraestructuras como, por ejemplo, modificar la altura de algunos túneles para incluir catenarias.
Por ello, además de todas las aplicaciones en las que el hidrógeno puede suponer una solución viable, el transporte ferroviario es uno de los sectores en los que esta tecnología podría contribuir de manera relevante a la descarbonización.
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