ABEI Energy y Rice University han realizado un estudio sobre la viabilidad y el futuro del hidrógeno verde en EEUU. El estudio concluye, entre otras cosas, que el potencial del sector del hidrógeno es una alternativa clave para la transición energética.


Según indica el estudio, hay numerosas hojas de ruta para el futuro del hidrógeno y, concretamente, para el hidrógeno verde. Sin embargo, señala, el éxito, a largo plazo, requiere mayor inversión, por parte de las empresas, gobiernos e individuos. Todos deberán ponerse de acuerdo sobre el camino más factible, la plena adopción y el cumplimiento.

Todas las industrias deberán ponerse de acuerdo sobre cómo se implementa la tecnología. Asimismo, tendrán que comprometerse con el hidrógeno para lograr que el desarrollo se haga de manera simultánea. De esta forma, unos y otros podrán contar con los recursos necesarios para afrontar las siguientes etapas.

Los vehículos comerciales, ligeros y medianos, y los equipos de manipulación de materiales serán los primeros en desarrollarse. Su implementación, indica el informe, tendrá lugar en el periodo entre 2023 y 2025. Mientras, para camiones pesados, autobuses y, finalmente, trenes, llegará en la última parte de la década.

En 2030, el hidrógeno verde comenzará a acelerar su crecimiento potencial. Será cuando consigan entrar en sectores más complicados. Entre ellos: refino, producción de acero, industria química y transporte.

Hay diferentes iniciativas previstas para desarrollar la nueva tecnología:

Tecnologías ya en marcha en EEUU para dar futuro al hidrógeno

El impulso del mercado para el futuro del hidrógeno

La pila de combustible y la energía de hidrógeno están provocando un rápido crecimiento de estas tecnologías. Asia y la Unión Europea están invirtiendo con fuerza en industrias relacionadas con el hidrógeno como fuente de energía del futuro.

Estados Unidos está allanando el camino para la comercialización de la tecnología del hidrógeno. Actualmente, cuenta con el mayor número de vehículos eléctricos de pila de combustible (FCEV) en el mundo. Representan la mitad del inventario mundial.

En total, hay más de 550 MW de pilas de combustible instalados o planificados para energía estacionaria en Estados Unidos. Además, varios fabricantes de pilas de combustible y de electrolizadores y múltiples aplicaciones para el futuro del hidrógeno como combustible para vehículos.

Algunos estados están buscando un suministro alternativo para sus redes por los problemas estacionales y relacionados con el clima. Por otra parte, otros buscan descarbonizar su red de gas mezclando hidrógeno en sus redes de gas natural o usándolo como materia prima. Otros están investigando formas de fortalecer sus redes eléctricas vulnerables, proporcionar resiliencia o diversificar el riesgo.

El mercado estadounidense seguirá fragmentado, y los Estados individuales establecerán sus propias políticas y hojas de ruta para su propio desarrollo. Las políticas y directrices federales centrales ayudarán a concretar la dirección.

Conclusiones

En los próximos 10-20 años, crecerá una economía de hidrógeno verde en EEUU. Los costes humanos que dificultan la entrada en el mercado del hidrógeno se identifican como el precio de la electricidad para las energías renovables, que es el principal impulsor de los costes del hidrógeno verde, y el electrolizador Capex, que es el segundo mayor impulsor.

No es rentable producir hidrógeno verde sin subsidios, etc. Pero los subsidios son temporales, por lo que es importante estar atentos a los avances tecnológicos y/o oportunidades.

Para el transporte, el precio del hidrógeno es de $ 14,00/kg y esto es equivalente a $ 5,60/galón de gasolina cuando se ajusta la eficiencia. El precio actual de la gasolina en California es de alrededor de $ 2,86/galón. La predicción concluye que a través de múltiples incentivos y políticas ya en vigor, los precios de $ 8-10/kg podrían lograrse para 2025.

El hidrógeno en combustión tiene una densidad de energía menor que el metano, por lo que hay que quemar más para calefacción. Pero sí reduce la huella de carbono. Los costes del hidrógeno disminuirán y los costes de las emisiones de carbono subirán. En consecuencia, al hacerse más económico, se dará mayor viabilidad al futuro del hidrógeno.

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