Fundación Renovables y Greenpeace se quejan del proyecto de corredor H2Med. Consideran que es una “trampa” para la transición energética. Señalan que “desvía recursos y prioridades” del que debería ser un desarrollo auténtico de energías renovables. Han publicado un documento conjunto: “Desmontando el hidrógeno: H2Med, coartada para una falsa transición energética”.


Ambas organizaciones han presentado el documento. Han afirmado que el Gobierno español, “capitaneado por Enagás y el sector gasista tradicional” han apostado por este “sueño megalítico”. Sin embargo, consideran que es ajeno a la realidad del desarrollo de renovables y de la demanda real de hidrógeno. Y tanto de la actual, como de la futura.

Para ambas, la propuesta actual del hidrógeno está sobrevalorada. Además, añaden, supone el mantenimiento del estatus del modelo actual. Asimismo, de una política energética concesional con los grandes grupos energéticos, cuyo objetivo es captar los fondos Next Generation EU.

Igualmente, aseguran, el Gobierno español está apostando “desacertadamente por convertirnos en un ‘hub’ de hidrógeno”. Eso, dicen, conlleva una apuesta por la sobreproducción de electricidad renovable para producir y exportar hidrógeno.

Ambas organizaciones también denuncian a la Unión Europea. Consideran un error que identifique el hidrógeno como un vector energético indispensable para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Además, añaden, la UE está intentando relajar las exigencias para que se admita su origen no renovable e insostenible. Es el resultado de la presión del lobby de países liderados por Francia para favorecer al sector nuclear.

Fundación Renovables, Greenpeace y H2Med

Según Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, es:

“Algo ilógico, porque siempre es mejor transportar electricidad que hidrógeno”.

José Luis García, responsable del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace, ha añadido que el H2Med es “inoportuno”. Supone una apuesta por el desarrollo de la infraestructura sin una estimación real de su demanda. Y, además:

“No podemos convertir una apuesta política en un activo varado, práctica desgraciadamente muy habitual en el modelo concesional español de realización de infraestructuras, como ha ocurrido con las regasificadoras, las autopistas radiales o el sistema de almacenamiento Castor”.

Según ambas organizaciones, el hidrógeno verde debe tener un papel en el proceso de descarbonización de la economía y en el modelo energético del futuro. Pero:

“Siempre circunscrito a cubrir las necesidades a las que la electricidad no pueda llegar: transporte pesado por carretera, naval o aéreo y como ‘input’ industrial”.

Necesidades de hidrógeno

El documento presentado por Fundación Renovables y Greenpeace hace un análisis de las necesidades de hidrógeno. Señala que no debe ser un sustituto del gas. Y, además, que su uso no es viable fuera de instalaciones industriales porque su origen es la electricidad, por sus características físicas y por seguridad.

Fernando Ferrando señala:

“Tenemos que olvidar la idea de que, en el futuro, nos llegará un combustible limpio como el hidrógeno por donde actualmente nos llega el gas natural. Nuestras viviendas, nuestros coches, nuestro día a día no serán a base de hidrógeno. Es algo que no va a tener ningún impacto en la vida diaria de la gente, solo de algunas empresas”.

Asimismo:

“No es la energía del futuro para la sociedad en su conjunto, tan solo para una parte de la industria”.

Según el documento:

“La apuesta por el hidrógeno debería estar basada exclusivamente en su producción mediante hidrólisis del agua con electricidad de origen 100% renovable y centrada, inicialmente, en la sustitución de la actual demanda de hidrógeno de origen fósil por hidrógeno de origen renovable”.

Fundación Renovables y Greenpeace aseguran que no se puede incrementar la oferta y las infraestructuras de transporte de hidrógeno sin que exista una demanda. Sobre todo, teniendo en cuenta que, actualmente, el 95% del hidrógeno se produce en refinerías.

Ambas organizaciones también denuncian a la Unión Europea, que identifica el hidrógeno como un vector energético indispensable para poder cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París y que está intentando relajar las exigencias para que se admita su origen no renovable e insostenible, bajo la presión del lobby de países liderados por Francia para favorecer al sector nuclear.

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