- Un estudio internacional revela que bajo nuestros pies existe hidrógeno natural en enormes cantidades.
- Hablamos de hidrógeno natural suficiente para abastecer a la humanidad durante 170.000 años sin contaminar.
- El hallazgo de grandes cantidades de hidrógeno natural en los Pirineos marca todo un récord, y abre nuevas rutas energéticas
El futuro de la energía podría estar escondido a kilómetros bajo nuestros pies. Una colaboración científica entre expertos del Reino Unido y Canadá ha puesto sobre la mesa un descubrimiento sorprendente: existe una enorme cantidad de hidrógeno natural atrapado en la corteza terrestre, y su potencial para ser usado como fuente energética limpia parece casi inagotable.
Este hallazgo representa una promesa de lo más tentadora. A diferencia de otras formas de hidrógeno que requieren procesos industriales contaminantes o costosos, el que yace en el subsuelo sólo necesita ser localizado y extraído. La gran ventaja: su aprovechamiento no produce emisiones de dióxido de carbono ni depende de recursos fósiles.
¿Qué tipo de hidrógeno es éste y por qué es tan importante?
Cuando se habla de hidrógeno como fuente energética, hay que distinguir entre varias clases. El más conocido, el hidrógeno gris, se produce a partir de combustibles fósiles, por lo que su fabricación sigue generando gases contaminantes. Luego está el hidrógeno verde, que utiliza energías renovables para su obtención y es más limpio, pero también más caro de producir.
El recién explorado hidrógeno natural subterráneo pertenece a una categoría diferente. Este tipo no necesita ser creado, ya existe en estado puro bajo la superficie terrestre. Extraerlo, al menos en teoría, requeriría menos recursos y menos emisiones, lo que lo convierte en una opción muy atractiva para una transición energética global más rápida y efectiva.
Los investigadores creen que esta forma de energía podría ser un recurso duradero para los próximos cientos de miles de años, cubriendo nuestras necesidades sin agotar el planeta.
Cómo detectar el hidrógeno natural
Una de las dificultades más grandes que debe afrontar la ciencia en este campo es la localización precisa de los yacimientos. El hidrógeno natural no se presenta en grandes burbujas fáciles de identificar, como el petróleo. Por eso, los geólogos están adaptando tecnologías similares a las usadas para buscar helio o incluso minerales raros.
Según Jon Gluyas, uno de los geocientíficos involucrados en este estudio, entender cómo se forma y cómo se acumula este gas es esencial. “Identificar acumulaciones viables requiere entender cuatro factores básicos: cómo se produce el hidrógeno natural, cómo migra a través de las rocas, qué condiciones permiten su concentración en yacimientos y qué procesos los destruyen”.
Lo interesante es que ya se ha identificado su presencia en distintos tipos de formaciones geológicas, tanto recientes como de cientos de millones de años. Y esa variedad indica que este recurso puede estar mucho más extendido de lo que se pensaba hasta ahora.
Obstáculos técnicos del hidrógeno natural
Aunque el panorama es prometedor, no todo es tan simple como perforar y extraer. A diferencia del petróleo o el gas, las técnicas convencionales no funcionan bien con el hidrógeno. Hay desafíos tecnológicos aún por resolver, y también un tema ambiental delicado: su extracción puede liberar metano, un gas de efecto invernadero incluso más potente que el CO₂.
El famoso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), entre otras instituciones, ha puesto el centro de interés en estos posibles impactos y en la necesidad de desarrollar métodos que eviten este tipo de emisiones. Sin embargo, la ciencia avanza y ya hay iniciativas en marcha (también en España) que están experimentando con técnicas de extracción más limpias y eficientes.
A pesar de los retos, el entusiasmo no se frena. Tanto es así que los propios investigadores de Oxford, Durham y Toronto han lanzado una startup enfocada en explorar esta nueva frontera energética. Su visión: convertir este descubrimiento en una fuente real, viable y limpia para alimentar al planeta.
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