Montesa, una pequeña localidad en el interior de Valencia, se convertirá en un importante enclave estratégico de la transición energética española. Allí arrancará uno de los tramos más ambiciosos del nuevo corredor nacional de hidrógeno renovable, que conectará esta población con Cartagena, al otro extremo del sureste peninsular, pasando por varias comarcas valencianas y alicantinas.
Aunque su nombre apenas suena en los grandes titulares, Montesa se ha ido posicionando como un nodo fundamental en la planificación de infraestructuras energéticas a gran escala. El proyecto, en fase de evaluación ambiental, viene a sumarse a una lista de actuaciones que ya incluye parques eólicos, presas, líneas eléctricas y gasoductos. Pero ahora, con el hidrógeno verde como protagonista, el foco cambia: estamos hablando de una red pensada para integrarse a escala europea.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha puesto en marcha la tramitación de una gran arteria energética. Se trata de dos tramos: uno partirá de Tivissa (Tarragona) y finalizará en Montesa, y el otro irá desde esta última hasta Cartagena. En total, más de 500 kilómetros de conductos que recorrerán el este peninsular para transportar hidrógeno verde renovable.
El segundo tramo, el que va desde Montesa a Cartagena, tendrá una longitud de unos 205 kilómetros. Cruzará el sur de Valencia, toda Alicante y terminará en la Región de Murcia. Esta parte del trazado aprovechará infraestructuras de gas ya existentes, que serán reacondicionadas, y añadirá nuevas secciones donde sea necesario.
La idea es clara: montar un eje estructural, conocido como el eje Levante, dentro de una red nacional de 2.600 kilómetros de tuberías. Todo ello con el objetivo de conectar los puntos de generación, como la planta prevista en Cartagena, con zonas industriales de gran consumo energético. La inversión inicial ronda los 3.000 millones de euros.
España cuenta con todos los ingredientes para liderar la transición europea hacia el hidrógeno verde
Los municipios por donde pasará el corredor incluyen nombres como Ontinyent, l’Olleria, Albaida o Aielo de Malferit. En muchos casos, se aprovecharán antiguos trazados de gas, con lo que se reducirá el impacto ambiental. Pero también se prevé la construcción de tramos completamente nuevos, sobre todo al aproximarse al litoral murciano.
En la última década, Montesa ha atraído proyectos de todo tipo. Desde una estación de Red Eléctrica inicialmente pensada para el AVE hasta propuestas para parques eólicos y trasvases hidráulicos. Esta vez, la atención se centra en el transporte de hidrógeno verde, una energía que promete revolucionar la manera en que se alimentan las industrias.
La ubicación no es casual. Montesa está conectada por antiguas redes de transporte energético, cercanía a la autovía A7 y su situación intermedia entre el centro peninsular y el sureste. A esto se suma que allí se prevé uno de los llamados “nodos de agregación”, es decir, zonas donde confluyen futuros proyectos de producción y consumo.
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Pero la concentración de infraestructuras genera también inquietud. Algunos colectivos locales ya han advertido sobre la posible saturación del territorio, los impactos paisajísticos y las dudas sobre los beneficios reales para la población. Dentro de este contexto, la administración ha iniciado una serie de procesos de participación pública para recoger alegaciones y propuestas.
Con el objetivo de reducir el rechazo, Enagás, la compañía promotora, ha abierto consultas en comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura, donde también se proyectan tramos del corredor. La idea es que el diálogo fluya antes de que las máquinas entren a trabajar.
El Gobierno español considera que el hidrógeno renovable es una herramienta fundamental en la estrategia contra el cambio climático. Libre de emisiones, versátil y almacenable, se perfila como el sustituto ideal del gas natural en múltiples sectores, desde la industria pesada hasta el transporte de mercancías.
España, por sus recursos naturales y su posición geográfica, aspira a convertirse en una potencia exportadora de hidrógeno. Con proyectos como el corredor de Levante, se busca abastecer a la industria nacional, y también conectar con redes europeas que se están desarrollando en países como Alemania, Francia o Países Bajos.
El trazado Montesa-Cartagena encaja en este puzzle. No se trata sólo de una infraestructura local, ya que forma parte de un plan a gran escala que tiene en el horizonte el año 2030 como meta operativa. Las obras, si todo va según lo previsto, arrancarían en 2028 y deberían estar muy avanzadas para principios de la próxima década.
Los retos, sin embargo, no son menores. Desde la aceptación social hasta la viabilidad económica, pasando por los permisos ambientales, el camino no está exento de obstáculos. Pero el impulso político y empresarial para acelerar la transición energética parece estar más fuerte que nunca. El corredor del hidrógeno verde entre Montesa y Cartagena es una pieza esencial en la estrategia energética española. Aunque plantea muchos desafíos, también abre la puerta a una nueva era energética, más limpia y más conectada con Europa.
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