El hidrógeno bajo en carbono muestra un futuro prometedor como herramienta para sectores difíciles de descarbonizar. El Instituto de Investigación de Capgemini ha lanzado el informe: «Hidrógeno Bajo en Carbono – Un Camino hacia un Futuro más Verde«. Según el mismo, el 62% de las empresas de la industria pesada de todos los sectores está considerando el hidrógeno bajo en carbono para sustituir a los sistemas que tienen grandes emisiones.
De media, el sector de Energía y Utilities (E&U) espera que el hidrógeno bajo en carbono cubra el 18% del consumo total de energía para 2050. Por ello, está impulsando la inversión en toda la cadena de valor de este combustible. Y, especialmente, en el desarrollo de infraestructuras de hidrógeno, electrolizadores rentables y pilas de combustible.
El informe señala que la mayor parte de las organizaciones considera el hidrógeno bajo en carbono como un aliado para conseguir objetivos de sostenibilidad. El 63% de las organizaciones de E&U cree que será fundamental para descarbonizar las economías. Mientras que el 62% opina que ayudará a los países a reducir su dependencia de los combustibles fósiles y promover su independencia energética. Según los encuestados, estas tecnologías podrían cubrir hasta el 55% del total de la mezcla de hidrógeno en 2050.
Respecto a inversiones, y de media, las organizaciones de E&U destinarán el 0,4% de sus ingresos anuales totales al hidrógeno bajo en carbono hasta 2030. En concreto, al transporte y la distribución de la energía del hidrógeno (53%), la producción (52%) y la I+D (45%).
En todos los sectores y zonas geográficas, la demanda de hidrógeno ha aumentado más de un 10% en los últimos tres años. El informe señala la previsión de que la demanda siga creciendo. Y, especialmente, en las áreas de aplicación tradicionales del hidrógeno como el refinado de petróleo, los productos químicos y los fertilizantes:
“El 94% de las organizaciones dedicadas al refinado de petróleo prevé un impacto significativo en su industria para 2030; del mismo modo, el 83% de las empresas químicas y de fertilizantes espera un efecto similar”.
Asimismo, prevé que nuevas áreas de aplicación, como el transporte pesado, el marítimo y la aviación, aumenten su demanda de hidrógeno. Probablemente estos nuevos usos pueden tardar más en madurar. Sin embargo, el informe señala que las organizaciones de estos sectores son optimistas sobre su potencial. Por ello, están explorando modelos de negocio innovadores y estrategias de reducción de costes para ayudar a su expansión.
No obstante, el verdadero potencial reside en aquellos sectores en los que la electrificación no es una opción y los casos de uso pueden realizarse a corto plazo dados los volúmenes de producción localizados. Por ejemplo, el 71% de las organizaciones de E&U creen que el hidrógeno bajo en carbono:
“Es una solución viable de almacenamiento de energía a partir de fuentes renovables intermitentes, actuando como una batería y haciendo que energías renovables como la solar y la eólica estén disponibles para más aplicaciones”.
La demanda de hidrógeno bajo en carbono está aumentando en todos los sectores. Sin embargo, la producción sigue planteando retos, porque los métodos actuales ni son rentables ni respetuosos.
La magnitud de las inversiones requeridas y la necesidad de aumentar simultáneamente la oferta y la demanda exigirán asociaciones, ecosistemas. Pero también una colaboración cada vez mayor entre los actores tradicionales del hidrógeno y los nuevos agentes. Y, además, el desarrollo de mercados abiertos y transparentes.
En todo caso, el 49% de las organizaciones de E&U confían en una reducción constante del coste del hidrógeno bajo en carbono hasta 2040.
Además, la mayoría de las organizaciones lo tiene en fase de prueba. Según señala el informe:
“Sólo el 11% de las organizaciones de E&U y el 7% de las organizaciones de usuarios finales han integrado por completo proyectos de hidrógeno bajo en carbono en su mercado.
Para lograr la introducción y comercialización a gran escala de hidrógeno con bajas emisiones de carbono, además de los retos económicos y energéticos, es necesario abordar otros problemas críticos de ingeniería e infraestructuras”.
En cuanto a otros problemas específicos de las organizaciones:
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