El Centro Aeroespacial Alemán ha desarrollado un concepto innovador de vehículo de hidrógeno. Se trata de un híbrido de pila de combustible enchufable que combina la pila de combustible de hidrógeno, tanque de hidrógeno y batería eléctrica.

El Vehículo Interurbano (IUV) es un concept con cinco metros de largo y dos de ancho con capacidad para cinco personas. La gran novedad que presenta es su concepto de hibridación, combinando una pila de combustible de hidrógeno con una batería eléctrica con nuevos métodos de gestión de la energía.

Del mismo modo, el prototipo ha contado con diferentes métodos de construcción que han hecho que pese menos de 1.600 kilos, incluyendo todos los sistemas de almacenamiento de energía y garantizando el cumplimiento de todos los estándares de seguridad.

Sebastian Vohrer, gerente de proyectos del Instituto DLR de Conceptos de Vehículos en Stuttgart, señala: «La estructura de la carrocería del IUV pesa solo 250 kilogramos, aproximadamente un 25% menos que cualquier otro modelo de este segmento de vehículos».

Las novedades que aporta el IUV

El IUV está diseñado como un híbrido de pila de combustible enchufable. Combina una pila de combustible con una potencia de 45kW, un tanque de presión de hidrógeno de 700 bar y una batería con una capacidad de 48kWh. Esta configuración le da al IUV una autonomía total de hasta 1000 kilómetros.

Por su parte, la potencia del vehículo es de 136 kW (182CV) y tiene una velocidad máxima de 180 km/h. Además, su proceso de repostaje en una hidrogenera requiere del mismo tiempo que en los sistemas convencionales.

Otra de sus ventajas es que la batería se puede cargar por separado. La pila de combustible se encuentra en la parte delantera del automóvil, mientras que la batería está instalada en la parte trasera. Por su parte, el tanque de hidrógeno está instalado en la parte inferior de la carrocería y tiene capacidad para 7,5 kilogramos de hidrógeno.

Conducción autónoma

Los investigadores del Centro Aeroespacial Alemán que trabajan en el IUV también investigaron cómo la conducción autónoma afectaría al concepto y a la arquitectura del vehículo. Para ello, asumieron un alto nivel de automatización (SAE Nivel 4), en el que el coche se encarga por completo de las tareas de conducción y solo instruye al conductor para que se haga cargo cuando ya no pueda hacer frente a una tarea.

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