El Consejero director general del Ente Vasco de la Energía, Iñigo Ansola, presentó el pasado martes a representantes del arco parlamentario vasco las principales líneas de trabajo establecidas en la Estrategia Vasca del Hidrógeno del Gobierno Vasco. El documento establece las bases para hacer de Euskadi un líder en hidrógeno verde a través del aprovechamiento de oportunidades energéticas, medioambientales y de desarrollo industrial y tecnológico.

En su intervención, Ansola ha destacado que este elemento será “clave para el despegue definitivo y la integración de las energías renovables” en el sistema energético, algo que resulta imprescindible para alcanzar las cotas de descarbonización asumidas en Euskadi, en sintonía con los objetivos europeos y el acuerdo de Paris. El fin último es lograr un consumo cero de petróleo y sus derivados para usos energéticos en 2050, un objetivo de gran calado en una sociedad industrial como la vasca.

Estrategia Vasca del Hidrógeno

La Estrategia del Hidrógeno persigue impulsar la creación de un ecosistema de producción, distribución y consumo de hidrógeno en Euskadi basado en las capacidades industriales, logísticas y tecnológicas existentes. Este valle de hidrógeno supondrá la creación de un mercado local de hidrógeno que sirva como herramienta viable para la descarbonización de la industria vasca y otros sectores como el transporte. Asimismo, al igual que ha ocurrido con el desarrollo de tecnología vasca en sectores como el eólico, permitirá la exportación de este conocimiento al mercado internacional, ya que se prevé un notable crecimiento del mismo en toda Europa en los próximos años.

Los objetivos fijados incluyen toda la cadena de producción hasta los diferentes usos finales (producción, almacenamiento, transporte y distribución), lo que supone una concepción holística de este elemento para su integración con los objetivos de la Estrategia Energética de Euskadi.

Para conseguir estos objetivos, se harán necesarias inversiones por valor entre 910 y 1.510 millones de euros. Como consecuencia de este movimiento, se prevé que podrían producirse más de 100.000 toneladas de hidrógeno renovable, lo que supondrá un ahorro de energía cercano a las 300.000 toneladas equivalentes de petróleo. Esto equivale al consumo aproximado de 350.000 viviendas y a una disminución de las emisiones de gases GEI de entre 590.000 y 790.000 toneladas de dióxido de carbono.

Fuente: Irekia.

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