En un contexto general marcado por una mayor conciencia de los desafíos climáticos, el sector del hidrógeno ha visto una fuerte aceleración en su desarrollo. Esto es perceptible a través de la multiplicación de proyectos centrados en el hidrógeno en los sectores de la energía, la movilidad y la industria. En el marco de estos proyectos, el objetivo es llegar a hacer rentable la producción de hidrógeno verde para sustituir los usos de combustibles fósiles en algunos sectores económicos.
En Europa, que se encuentra en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes, los últimos seis meses se han caracterizado, a nivel de Unión Europea y de Estados Miembros, por el anuncio de enormes planes de estímulo económico con medidas ambiciosas para promover el hidrógeno, centrados en algunos ámbitos.
Principalmente, se han anunciado planes para el desarrollo de capacidades de producción de hidrógeno verde, aquel que se produce mediante el proceso de electrolisis de agua alimentado por electricidad de fuentes de energía renovables. También se trabaja con hidrógeno azul (producido con gas natural) y con hidrógeno gris (a partir de combustibles fósiles). Este último tipo de hidrógeno es actualmente el más utilizado y el objetivo es sustituirlo por hidrógeno verde para descarbonizar algunos sectores económicos.
Por ello, el hidrógeno está llamado a ser un valioso activo en la descarbonización de procesos industriales con alta necesidad energética como el siderúrgico; en la movilidad, ya que las pilas de combustible ofrecen mejores prestaciones que la tecnología de baterías eléctricas; y por último, en el sector energético, donde puede preservar el valor económico de activos que actualmente dependen del uso de gas para la generación de electricidad y calor.
El desarrollo del hidrógeno hasta 2030
Un informe publicado recientemente por el Consejo del Hidrógeno confirma que ha habido una intensificación de los esfuerzos por parte de los sectores público y privado para desarrollar la producción de hidrógeno y su uso final, con hasta la fecha.
Estos esfuerzos incluyen la publicación de hojas de ruta de hidrógeno por parte de más de 30 países y el anuncio de 228 proyectos de hidrógeno a gran escala (el 85% de ellos en Europa, Asia y Australia)
Según este informe, si todos los proyectos anunciados se materializan, las inversiones totales superarán
300.000 millones de dólares hasta 2030, de los que 70.000 millones de dólares procederán de fondos públicos.
Coste de los distintos tipos de hidrógeno
La competitividad de los costes sectoriales sigue sin ser viable en los sectores de industria y movilidad. En el informe que publicó en enero de 2020 sobre la perspectiva de costes del sector, el Consejo del Hidrógeno estimó que se necesitarían aproximadamente 70.000 millones de dólares de inversiones para tecnologías de hidrógeno con el objetivo de lograr la igualdad de costes con su alternativa baja en emisiones.
Del mismo modo, también pronosticó que, para que el hidrógeno verde sea igual de rentable que el gris, harán falta inversiones de más de 150.000 millones de dólares.
Actualmente, esta falta de rentabilidad-competitividad es particularmente notable cuando se trata de la producción de hidrógeno limpio en comparación con el proceso dominante, que es la obtención de hidrógeno mediante combustibles fósiles. En concreto, el hidrógeno azul es de 1,5 a 5 veces más caro y el hidrógeno verde lo es de 2 a 7 veces.
La insuficiente competitividad de costes del sector de la producción de hidrógeno es también un problema no sólo
con gas natural, sino también en comparación con su sustituto casi renovable, el biometano.
Por último, también en su informe publicado en 2020, el Consejo del Hidrógeno estimó que se haría necesaria una potencia instalada de 70 GW, lo que significaría una inversión estimada de 52.500 millones de dólares, para que el hidrógeno verde fuera competitivo.
Fuente: Natixis.
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