La transición energética ya no es un concepto abstracto: tiene forma, color y estructura, y se llama hidrógeno verde. En la feria Hannover Messe, que tuvo lugar del 22 al 24 de abril, la compañía tecnológica Schaeffler ha puesto sobre la mesa una gama de tecnologías listas para llevar esta fuente de energía del laboratorio a la fábrica, del diseño a la calle.
Con una mirada que abarca desde cómo se produce el hidrógeno hasta cómo se aplica, la empresa alemana quiere dejar claro que no basta con una sola solución: lo que hace falta es una red bien integrada de innovaciones prácticas.
Schaeffler ha mostrado poderío tecnológico con sus novedosos sistemas de electrólisis, capaces de generar hidrógeno verde de forma eficiente a gran escala. Su modelo más potente produce unos 450 kilos de hidrógeno al día, suficiente para alimentar procesos industriales intensivos. Pero el verdadera atractivo está en su modularidad: los equipos pueden contar con entre 50 kW y 1 MW, lo que permite ajustar la capacidad según la demanda del proyecto.
La compañía también ha apostado por diseños con células activas de gran superficie, una elección que incrementa la densidad energética sin comprometer la fiabilidad. Esto los hace ideales para instalaciones industriales que operan en continuo, donde cualquier parada cuesta caro. Además, hay opciones pensadas para entornos de investigación y desarrollo, lo que facilita la prueba de conceptos sin tener que invertir en equipos sobredimensionados. Su idea es hacer que el hidrógeno verde sea una opción práctica, no solo teórica.
La estrategia de Schaeffler se centra en conectar la electrólisis con fuentes renovables de energía, como la solar o eólica, convirtiendo estos electrolizadores en eslabones fundamentales de la nueva economía descarbonizada.
Pero producir hidrógeno es sólo una parte de la ecuación. Usarlo de manera eficiente y segura también es esencial, y aquí entran en juego los stacks de pilas de combustible que Schaeffler ha desarrollado. Con un peso inferior a 0,5 kg/kW, estas pilas se adaptan perfectamente a vehículos eléctricos o aplicaciones portátiles, y sin sacrificar potencia.
Un componente esencial de esta tecnología son las placas bipolares, recubiertas con la capa Enertect, que marca diferencias tanto en rendimiento como en sostenibilidad. Este recubrimiento prescinde de metales preciosos y mejora la resistencia a la corrosión, alargando la vida útil de los componentes y reduciendo el impacto ambiental.
El proceso completo de fabricación de estas placas se realiza en instalaciones propias, lo que permite a Schaeffler controlar todo el ciclo y adaptar el producto a las necesidades específicas del cliente, desde el diseño hasta la producción en serie.
Enertect se aplica tanto en pilas de combustible como en electrolizadores, lo que permite una integración tecnológica coherente y eficiente, un punto a favor en entornos donde la compatibilidad técnica es vital.
La seguridad en los sistemas de hidrógeno no es opcional. Schaeffler lo sabe, y por eso ha incorporado a su catálogo sensores especializados que monitorizan en tiempo real las posibles fugas o las concentraciones anómalas de hidrógeno. El sensor H2 Leackage, por ejemplo, detecta pérdidas al instante, mientras que el H2 Exhaust controla las emisiones del sistema de escape en pilas de combustible.
El hidrógeno verde está más cerca gracias a una serie de avances clave en electrólisis presurizada
Estos dispositivos están diseñados para durar y para operar en entornos industriales exigentes. Su precisión permite anticipar problemas y evitar situaciones de riesgo, una condición esencial para que el hidrógeno gane espacio en el sector de la energía renovable. Además, la nueva unidad de control Zone Controller centraliza la comunicación entre sensores y sistemas de gestión energética. Se trata de una interfaz que recoge datos, pero que además permite actuar sobre ellos, optimizando el flujo de energía y reduciendo el peso de los sistemas de control.
Esta solución de control distribuido mejora el rendimiento general de los vehículos eléctricos y otras aplicaciones, al mismo tiempo que garantiza una gestión energética más precisa y eficiente. En definitiva, permite que todo el ecosistema del hidrógeno funcione como un único sistema coordinado.
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