Posiblemente, la COP26 es la conferencia con más atención internacional de las celebradas. Y el hidrógeno verde ha marcado un punto de reflexión y diálogo importante. Muchos países, tras la pandemia, han dirigido su reactivación económica a objetivos relacionados con el cambio climático.


Esto ha puesto el foco en la tendencia y en las tecnologías y estrategias que se emplearán para ayudar a alcanzar esos objetivos. Por ello, y más que en cualquier COP anterior, el hidrógeno verde ha recibido una atención considerable.

Es evidente que el hidrógeno verde es sólo una parte de las estrategias nacionales de descarbonización. Sus posibilidades, como fuente de energía y como combustible para transporte, deben y se tienen en cuenta.

La orientación del uso del hidrógeno, en gran parte, se ha dirigido al transporte, especialmente para turismos. Sin embargo, el hidrógeno ha ido también abriéndose espacio en: el transporte público; el pesado; la maquinaria; el transporte marítimo; la aviación; la industria, etc.

Hidrógeno verde

El hidrógeno producido por cualquier medio ha atraído gran parte de la atención de la COP26. Sin embargo, también se ha hablado mucho de la necesidad de producir hidrógeno verde. Es decir, que el debate se ha centrado en no utilizar combustibles fósiles para producir hidrógeno, porque el hidrógeno pierde entonces sus beneficios no contaminantes.

Este es uno de los principales desafíos del uso de hidrógeno para la descarbonización. Está muy bien si un vehículo no produce emisiones cuando funciona con este combustible. Sin embargo, si la producción del hidrógeno genera la misma cantidad de gases de efecto invernadero, no hay ningún beneficio real para la transición.

Por ello, países y empresas buscan encontrar un equilibrio en la producción de H2 que les permita tener la menor huella de carbono posible. Eso, sin dejar de utilizar los recursos propios y, además, consiguiendo un precio asequible en la generación de hidrógeno verde.

Aun con estos límites, el H2 sigue siendo un componente, o al menos un objetivo eventual, de muchas estrategias de descarbonización. Eso, a pesar de que el Hidrógeno producido con energía renovable puede presentar más desafíos y costes que el hidrógeno marrón, gris o azul.

La COP26 y el H2 verde

A pesar de lo expuesto, el hidrógeno verde ha estado muy presente en la COP26. Las causas pueden estar en estos tres puntos:

  • Ayuda a asegurar el futuro de la energía renovable: una visión que incluya el combustible de hidrógeno verde depende de la energía renovable. Eso asegura el futuro de las fuentes de electricidad en las que ya se está invirtiendo masivamente. Muchos países han aumentado su dependencia de la energía solar, eólica, hidráulica, de las olas, mareomotriz y de otras fuentes de electricidad renovable. Al crear estrategias limpias de H2, se fortalece la expansión de esos métodos de generación de energía, lo que potencialmente reduce sus costes.
  • Va un paso más allá de los vehículos eléctricos en el transporte: hay áreas en el transporte, como la aviación y el transporte marítimo, que la tecnología actual de vehículos eléctricos no alcanza. Sin embargo, el hidrógeno ofrece ventajas de autonomía y tiempo de repostaje. Eso abre puertas en áreas altamente contaminantes que son más difíciles de descarbonizar. Entre ellos, por ejemplo, camiones de larga distancia, trenes, viajes aéreos y transporte marítimo.
  • La infraestructura de combustibles fósiles existente se puede utilizar en la transición al hidrógeno. Entre las barreras para la adopción de fuentes de energía distintas de los combustibles fósiles se encuentra el tiempo, los recursos y los gastos para implementar una nueva infraestructura adecuada. Se requeriría transporte y distribución, y tendrían que ser tan limpios como el propio hidrógeno verde para que la transición valga la pena. Sin embargo, las redes existentes de gas natural se pueden utilizar para transportar hidrógeno, en forma de gases híbridos o puros.

FUENTE: Hydrogen Fuel News