Felipe Benjumea, Presidente de H2B2, habla en este artículo sobre el gran potencial del hidrógeno verde como vector energético clave para la descarbonización del transporte en Europa, un sector con que contribuye de manera notable a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Si se quiere alcanzar el objetivo de contener el aumento de temperatura por debajo de los dos grados centígrados, las previsiones de la Unión Europea sitúan la reducción de emisiones necesarias en un 80% para el año 2050. Actualmente, solo los sectores del transporte y la generación de energía suponen en conjunto dos tercios de las emisiones de CO2 para el continente, lo que se traduce en una reducción de hasta 2.800 millones de toneladas vertidas a la atmósfera.

Además de los 1.500 millones de euros destinados al desarrollo del hidrógeno verde anunciados en noviembre de 2020 y la puesta en marcha del plan MOVES III (que cuadruplica el presupuesto del anterior), el reciente plan de recuperación presentado por el Gobierno prevé movilizar 140.000 millones de euros de los fondos europeos. De esa partida, 13.200 millones irán destinados a la movilidad sostenible, en la que el hidrógeno verde tiene un papel fundamental. Además de un despliegue en energías renovables, el plan dibuja un firme apoyo a la instalación de electrolizadores y estaciones de servicio de hidrógeno para que en 2030 haya una potencia de 4GW de electrolizadores instalada, hasta 7.500 vehículos ligeros y pesados de este combustible y un mínimo de 150 autobuses funcionando con hidrógeno renovable.

Teniendo en cuenta estos datos, resulta más que necesario entender el papel que el hidrógeno tiene como vector energético, y su potencial en la descarbonización de un sector que contribuye en gran medida a las emisiones CO2 en Europa. Cabe recordar que el hidrógeno puede ser empleado como sistema de almacenamiento: un gestor de la energía que permitiría el incremento de las energías renovables en el mix energético, contribuyendo así, de un modo indirecto, a la reducción de emisiones de CO2 asociadas a la generación de energía.

Potencial del hidrógeno verde como combustible alternativo

Pero, para enmarcar esto, primero debemos tener en cuenta una de las propiedades más interesantes de esta tecnología. En el transporte, el hidrógeno se presenta como uno de los vectores más eficientes y combustible alternativo ideal ya que aporta cero emisiones (en su conversión en electricidad mediante una pila de combustible solo se emite vapor de agua) y puede ser medioambientalmente sostenible y renovable desde su producción. Para ello, es indispensable que se incremente la potencia de generación eléctrica con base en fuentes renovables. Para cimentar su uso como combustible alternativo es también necesario establecer una infraestructura que permita el despliegue de este gas: debe existir cierta producción fija de hidrógeno, y que éste pueda ser distribuido de manera eficiente (disponibilidad y precio) entre los usuarios. Para esto, el equipo de H2B2, con dos décadas de experiencia en la producción, el procesamiento y el desarrollo de tecnología de hidrógeno, trabajamos para democratizar el acceso a los beneficios de este vector a través de la construcción de HRS (Hydrogen Refuelling Stations, o estaciones de servicio de hidrógeno), entre otros.

Es importante destacar también que el hidrógeno permite su uso no solo en vehículos utilitarios, sino también en todo el transporte pesado, usualmente ligado a mercancías y transporte de viajeros, como autobuses y camiones, e incluso trenes, barcos o aviones. Cabe señalar que, para su empleo en los distintos métodos de transporte, el hidrógeno puede encontrarse en diferentes estados: comprimido o líquido (estado criogénico). A pesar de esta gran versatilidad, hoy en día se encuentran algunos problemas. Por ejemplo, el estado en el que habitualmente se transporta el hidrógeno en automóviles que usan este gas como combustible es comprimido, pero el hidrógeno comprimido a 350 bar presenta 11 veces menos energía por unidad de volumen que el queroseno que se emplea actualmente en los aviones. Aún hay mucha tecnología por desarrollar, y una fuerte inversión en I+D+i que hacer a través de la colaboración público-privada.

Si bien el transporte de mercancías es un sector que juega un papel crucial en la descarbonización, debemos empezar por los que atañen a las personas. En el caso más inmediato, el de los vehículos utilitarios con pila de combustible, los FCEV (Fuel Cell Electric Vehicles, por sus siglas en inglés) requieren de un depósito de hidrógeno y una pila de combustible. Comparativamente presenta dos grandes ventajas con respecto a los vehículos eléctricos de batería: ofrecen un tiempo de recarga y una autonomía similar a los de los vehículos diésel o gasolina, además de mismas emisiones y el distintivo ecológico (cada vez más necesario para la vida en la ciudad). A pesar de ello, y dado el desarrollo de las tecnologías eléctricas aplicadas al transporte, es importante facilitar una simbiosis entre ambos tipos de vehículos. Alentar la convivencia de las dos tecnologías (pila de combustible y eléctrico de batería) favorecerá poder satisfacer todas las demandas de la población y una más pronta descarbonización del sector.

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