Hace unos pocos días recogíamos en esta página la opinión de Javier Brey, presidente de la Asociación Nacional del Hidrógeno Verde (AeH2). Entonces, nos centrábamos en por qué había llegado el momento del hidrógeno verde. Ahora, recogemos sus opiniones sobre los argumentos que se esgrimen en contra del hidrógeno como vector energético de futuro. Es decir, las dudas sobre producción, tecnología, etcétera.


Aquí quedan desgranadas cuestiones como falta de información, coste económico de producción, insuficiente tecnología o escasa infraestructura de repostaje. Y la pregunta evidente es cómo podremos salvar esas complicaciones, si es que lo son.

-¿Podemos salvar esas dudas?

“Lo primero que pasa aquí es que falta una educación en hidrógeno. Falta información y educación en hidrógeno. Por supuesto, información al público en general. Esa falta de formación me la puedo poner como punto negativo.

La Hoja de Ruta del Hidrógeno española, que es del 2020, en su medida 37 habla de que es necesario meter el hidrógeno en los planes de formación. En las universidades, institutos, colegios, en grados y en postgrados. Decimos que vamos a tener 280.000 puestos de trabajo ligados al hidrógeno renovable, según el PER, pero ¿Quién los va a cubrir si no tenemos esa educación? Hay que empezar a que la gente entienda lo que es el hidrógeno, pero desde niños, en el colegio. Es un combustible alternativo más.

A los niños, en el colegio, se les enseña sobre renovables. ¿Por qué no les enseñamos sobre hidrógeno? Que les suene la palabra. No es que les debamos dar una clase de física a un niño de 10 años, pero ¿por qué no le debe sonar que el hidrógeno es un combustible alternativo limpio?

Ese tipo de educación desde pequeños cala y se convierte en información”.

-Sobre costes de producción, ¿Qué argumentarías?

“Sobre los costes de producción del hidrógeno verde, cuando lo produzcamos a gran escala, será mucho más barato que los fósiles. Pero, evidentemente, tenemos que recorrer lo que se llama la curva de la experiencia. Es decir, cuanto más instalemos, cuanto más hagamos, más barato será y más fácil hacerlo.

Dos ejemplos: la eólica y la fotovoltaica. La fotovoltaica ha dividido su coste entre diez en una década. Los primeros paneles fotovoltaicos necesitaban subvención, ayudas, casi eran locos los que los ponían. Hoy todos sabemos que la energía fotovoltaica es rentable, es segura, es fiable. Pues, un poco de eso pasa con el hidrógeno. Los costes del hidrógeno, cuando lo consideremos de verdad como un combustible alternativo, serán más barato que los combustibles fósiles.

Pero no podemos tomar como referencia un experimento hecho en un laboratorio en no sé dónde. No. Estamos hablando de producirlo a gran escala”.

-El uso del hidrógeno es anterior a lo que pensamos, ¿No?, ¿Crees que es el suficiente para decir que la tecnología está lista?

“Respecto a la tecnología, ahora hablamos de los electrolizadores. Pero hemos de saber que los primeros electrolizadores industriales se desplegaron en 1900. Y el primer tubo de hidrógeno, con 80 km de longitud, se instaló en Alemania hace 100 años y sigue funcionando. Por tanto, las tecnologías de hidrógeno existen desde hace décadas.

En 1970 se hablaba ya de economía de hidrógeno porque ya se tenía tecnología. Es cierto que en 50 años hemos hecho dos cosas: abaratar la tecnología e industrializarla. Ahora podemos producir y utilizar hidrógeno de una manera más económica.

El primer vehículo de hidrógeno, con una pila de combustible, data de 1960 y fue una furgoneta de General Motors. Pero ahora ya las hay comerciales, ya te puedes comprar un vehículo de hidrógeno.

La tecnología está más que preparada. Lo que sí es verdad es que hace falta desplegarla”.

Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2).

Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2).

-¿Cuales crees que son los problemas para el despliegue del hidrógeno verde?

“Hay dos problemas hoy por hoy para el despliegue de la economía del hidrógeno. Uno es la falta de regulación. Es decir, qué es el hidrógeno verde. Podemos saber qué es el hidrógeno verde, pero si hacemos preguntas difíciles, también las respuestas van a ser complejas. Es lo que está ocurriendo. Dicen que el hidrógeno nuclear sí, que el hidrógeno nuclear no. Hay que definir qué es hidrógeno verde.

Ponemos un ejemplo. Supongamos que sabemos que el Gobierno, para el año que viene, va a poner una desgravación fiscal importante a la compra de vivienda nueva. ¿Te comprarías un piso este año?

Otro ejemplo: el Gobierno dijera que va a prohibir los coches diésel en 2028, incluso sin saberlo con seguridad, si existiera la posibilidad de que prohibiera los coches diésel a partir esa fecha. ¿Te comprarías un diésel?

La falta de regulación es un problema. El dinero es cobarde. Va a donde está tranquilo y seguro, no se mete en riesgos.

Si no se tiene un marco regulatorio fijo, no va a haber despliegue ¿Una gran empresa va a invertir 100 millones de euros en una planta sin saber lo que es el hidrógeno verde, sin tenerlo perfectamente claro? ¿Y sin saber si lo va a poder vender y a quién se lo va a poder vender? ¿Y si lo va a poder exportar o no, y cómo? Con regulación, se respira más tranquilo. Eliges si entras o no”.

-¿Y el segundo?

“El segundo es la falta de infraestructura. Tenemos que empezar ya con los proyectos de hidrógeno verde no sólo de producción, sino de transporte y de uso. No se trata de que todos produzcamos hidrógeno verde. Alguien tendrá que utilizarlo y tendremos que transportarlo del productor al consumidor.

Si después de estas palabras alguien está convencido de que la idea puede ser comprar un coche de hidrógeno, pues tiene un problema porque no hay infraestructuras de repostaje”.

-Otro de los argumentos en contra del hidrógeno verde es la falta de agua. ¿Podría el cambio climático ir en contra de la evolución y el desarrollo del hidrógeno verde?

“Cuando hablamos de agua, quizás no lo sabemos todo. Por ejemplo, recorrer 100 km con tu coche consume menos agua con hidrógeno que con gasolina, porque para producir la gasolina que mueve tu coche se consume mucha agua. Por poner un ejemplo.

Otro ejemplo, la industria. Ahora consume hidrógeno fósil y ese tipo de hidrógeno consume más agua que el hidrógeno verde porque, de hecho, el fósil es “reformado de gas natural con vapor de agua”, es decir, se requiere vapor de agua para reformar el gas natural.

El hidrógeno viene a sustituir a combustibles, a materias primas que también consumen agua.

Y ahora hablemos del hidrógeno. El hidrógeno utiliza el agua de una manera circular. Porque tú utilizas agua para producir hidrógeno, pero cuando consumes el hidrógeno, produces de nuevo el agua. Si quemas el hidrógeno en una barbacoa, en un motor, en una turbina, quemar el hidrógeno es combinarlo con oxígeno del aire para formar agua.

Y meter hidrógeno en una pila de combustible es combinar con oxígeno del aire para formar agua, en este caso para energía eléctrica. Es decir, cuando tú lo quemas produces agua y calor y cuando tú lo tienes en una pila de combustible, produces agua y electricidad. Pero siempre produces agua como residuo o recuperas el agua.

Sin embargo, ésta es una respuesta macro y puedes tener un problema micro. Si yo soy alcalde de un pueblo, puedo decir que lo que se pretende es sacar agua del lugar para convertirlo en hidrógeno y llevarlo, por ejemplo, a Alemania. Es decir, que el agua se va a Alemania”.

-¿Cómo contrarrestamos ese planteamiento?

“La respuesta a este planteamiento puede verse de dos maneras. Primero, el hidrógeno, como decíamos, consume agua, pero de una manera muy eficiente. Con un metro cúbico de agua produces hidrógeno suficiente para que tu coche ande un año. Es decir, no es tanto el consumo de agua.

Es más, si consideramos toda el agua que necesitaremos para producir el hidrógeno que tenemos como objetivo en la Hoja de Ruta del Hidrógeno actual -que dice 4 GW de electrolizadores para 2030 en España- nos vale con el 2% del agua que actualmente se pierde en nuestra red de agua potable. Esa agua que se pierde en nuestra red, que no sabemos dónde va, quizás en fugas, robos, filtraciones, etc… con un 2% de esa agua produciríamos el hidrógeno que tenemos como objetivo para 2030.

Es cierto que el hidrógeno consume agua, pero hay que ponerlo en contexto. Pero, además, debemos ser conscientes de que todo consume agua en esta vida. Agua y energía, que ambas cosas son necesarias para vivir.

Y, además, todas las tecnologías de hidrógeno trabajan para reducir el consumo de agua, y el de energía. Estamos en un momento en el que la industria no puede ser ajena a la sostenibilidad”.

-Con respecto a inversiones y construcción de infraestructuras en España, ¿Son razonables esos criterios? ¿Nos quedaremos nuevamente atrás si no tomamos la iniciativa?

“El problema no es que invirtamos o no invirtamos. Primero, si nosotros queremos pensar que entre el año 2030 y 2050 estaremos utilizando hidrógeno, necesitaremos una red para mover hidrógeno. Y algún trozo de la red tiene que ser el primero. Iremos tendiendo trozos. Iremos uniendo una ciudad con otra, un país con otro y al final tendremos una red completa. Por algún sitio hay que empezar.

Segundo, la UE recomienda que las redes sean compatibles con hidrógeno. ¿Por qué? Precisamente para el 2030, que la UE espera haber dejado de importar gas de Rusia, quiere que una parte importante sea a partir de hidrógeno y tendremos que moverlo por Europa.

Y lo que tenemos que hacer es desplegar no sólo infraestructura de hidrógeno, sino que tenemos que producir hidrógeno renovable porque, cuando empecemos, el hidrógeno verde español va a ser más barato que cualquier otro hidrógeno. Luego, entonces, vamos a autoabastecernos. Y como nos va a sobrar, después exportaremos. A priori, no tenemos por qué importar hidrógeno de otros países».

-Y, finalmente, ¿Crees que podemos contrarrestar las opiniones en contra?, ¿Cómo lo tendríamos que hacer?

“Primero con difusión. Nosotros organizamos jornadas, lanzamos documentos, publicaciones, participamos en eventos. Damos a conocer al público las tecnologías del hidrógeno. Y esto lo venimos haciendo desde hace 21 años.

En segundo lugar, con coordinación. Entre centros de I+D y empresas; entre empresas y administraciones. La idea es que toda la tecnología que desarrollan nuestros centros la utilicen las empresas. Y que nuestro país no sólo sea líder en producción de hidrógeno y en vender hidrógeno verde, sino también en el desarrollo y fabricación de equipos de producción de hidrógeno o de uso de hidrógeno. Queremos no sólo ser granero de hidrógeno de Europa sino también participar en ese desarrollo de tecnología, en esa tracción industrial, en esa creación de puestos de trabajo.

Lo tercero es la promoción. Vamos a intentar que haya proyectos, y promoverlos. La asociación no participa directamente, pero sí nuestros socios. Tenemos 400 socios desarrollando proyectos en toda la cadena de valor del hidrógeno: producción, transporte, distribución, almacenamiento, uso… Y por toda la península Ibérica, mejor dicho, por todo el territorio nacional.

Finalmente, la regulación. Procuramos ayudar y opinar, continuamente, acerca de la necesidad de la regulación. O contribuir al desarrollo de la misma. Durante el año pasado tuvimos un grupo desarrollando regulación, cuyos resultados se han expuesto al Gobierno y se van a poner en nuestra página web.

Estamos muy orgullosos de lo que estamos consiguiendo. Cada dos años organizamos una Conferencia Europea de Hidrógeno. En 2005 organizamos la primera, que fue en España. La última, en 2022, tuvo más de 1.100 asistentes, de 35 países distintos, hablando sobre las tecnologías del hidrógeno.

Estamos convencidos de que el hidrógeno verde es una oportunidad muy buena para España».

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