Air Liquide ha anunciado la construcción de una planta piloto de craqueo de amoníaco (NH3) a escala industrial en el puerto de Amberes, Bélgica.

Cuando se transforma en amoníaco, el hidrógeno se puede transportar fácilmente a largas distancias. Utilizando tecnología innovadora, esta planta permitirá convertir, con una huella de carbono optimizada, el amoníaco en hidrógeno (H2).

El amoníaco como portador energético

El amoníaco, una molécula hecha de hidrógeno y nitrógeno, se puede utilizar como portador de energía. Se puede producir con una baja huella de carbono a partir del hidrógeno en regiones con abundantes fuentes de energía renovables como el sol, el agua y el viento, u otra energía baja en carbono.

Actualmente, ya existe una infraestructura de cadena de suministro global para su producción, transporte y utilización a gran escala para servir a diversas industrias. Esto permite a las regiones con abundante energía renovable exportar amoníaco a usuarios finales de todo el mundo, donde se puede convertir de nuevo en hidrógeno para contribuir a la descarbonización de la industria y la movilidad.

La innovadora planta piloto, que combina un proceso eficiente con las tecnologías patentadas de Air Liquide, estará operativa en 2024.

Declaraciones

Michael J. Graff, vicepresidente ejecutivo de Air Liquide Group, ha señalado: «El craqueo de amoníaco complementa la ya exhaustiva cartera de tecnologías de hidrógeno de Air Liquide y añade otra solución tecnológica para permitir el desarrollo de un mercado global de hidrógeno. Más que nunca, el Grupo se compromete a hacer del hidrógeno un elemento clave de la lucha contra el cambio climático, en particular para la descarbonización de la industria pesada y la movilidad.»

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